No hay tregua para la asediada África oriental: Bobby Ghosh

Escrito por el 29/04/2020

(Bloomberg) — ¿Cuánta más calamidad puede soportar África oriental? Ya está lidiando con la crisis de la pandemia de COVID-19 y un flagelo bíblico de saltamontes langosta, y ahora lluvias excepcionalmente fuertes azotan la región, causando inundaciones que amenazan la vida y el sustento desde Etiopía hasta Tanzania, y todo espacio en el intermedio.

Para esta región, cuya economía es la más vibrante del continente, un cuarto problema se podría sumar a la trifecta de tribulaciones: la escasez de alimentos. Este fantasma del pasado de África oriental difícilmente podría haber regresado en peor momento. El mundo está distraído por la pandemia, y las fuentes tradicionales de apoyo, Estados Unidos y Europa, están en medio de su propia angustia económica. China, el socio económico elegido por la región en los últimos años, aún no ha demostrado la capacidad (o el deseo) de llenar este vacío.

Incluso antes de las inundaciones, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) había advertido sobre “una amenaza sin precedentes para la seguridad alimentaria” en África oriental. Se centra la culpa en la aparición de una enorme plaga de saltamontes langosta. El Centro de Aplicaciones y Predicciones Climáticas en Nairobi dice que las langostas están “invadiendo la región de África oriental en enjambres excepcionalmente grandes, como nunca antes se había visto”.

Los enjambres son producto del cambio climático: el clima inusualmente húmedo en los últimos 18 meses ha creado condiciones de reproducción perfectas. La guerra en Yemen también puede haber desempeñado un papel, al limitar la capacidad de las autoridades locales en el control de los primeros enjambres antes de que cruzaran al Cuerno de África.

La voracidad de las langostas ha afectado más a los agricultores del este de África. Según Gro Intelligence, un servicio de análisis y datos de productos básicos financiado con fondos privados, los insectos han dañado más de 25 millones de hectáreas de tierras agrícolas en Etiopía, Kenia y Somalia.

Lo peor está por venir. Las condiciones húmedas actuales podrían aumentar los nuevos enjambres en el verano, justo cuando comienza la temporada de cosecha.

La lucha contra los enjambres de langostas requiere pesticidas y un ejército de personas para rociarlos. Pero la pandemia de coronavirus está obstaculizando este esfuerzo dado que retrasa la entrega de pesticidas y equipos, y aumenta los costos de envío. Los Gobiernos deben proteger a sus poblaciones del virus, y las restricciones de viaje diseñadas para impedir su propagación limitan los esfuerzos contra estos peligrosos enjambres.

Pero el peligro para la seguridad alimentaria es tan grande que los países podrían sentir que no pueden darse el lujo de elegir entre flagelos. Uganda, por ejemplo, está pidiendo a sus agricultores que sigan adelante con la siembra de cultivos, pese a que se le dificulta encontrar tapabocas, y también ante el riesgo de que las langostas arruinen gran parte de la cosecha de todos modos.

La FAO está pidiendo US$153 millones para ayudar a los países de África oriental, junto con Sudán y Yemen, en la lucha contra estos enjambres. Hasta ahora, más de dos tercios de esa suma se han prometido o recibido. Pero combatir la escasez de alimentos, ahora exacerbada por las inundaciones, requerirá sumas mucho mayores. Además, se necesitarán aún más medidas para que las economías de África oriental, hasta hace poco la envidia del continente, se mantengan en soporte vital mientras el mundo se recupera de la pandemia.

¿De dónde vendrá el dinero? Los países del África oriental competirán con sus vecinos africanos —y el mundo en desarrollo en general— por fondos de emergencia de prestamistas multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y eventualmente por mayores rescates.

También se intensificará la competencia entre naciones africanas por la reprogramación, o la condonación total, de los pagos adeudados a China, el mayor acreedor del continente. Pekín acordó unirse a otros miembros del G20 en una moratoria de deuda de US$20.000 millones para algunas naciones pobres, pero no se compromete a más. Algunos Gobiernos africanos dicen que China está exigiendo activos estatales estratégicos a cambio un alivio o condonación de la deuda. A otros prestamistas les preocupa que cualquier consideración que otorguen a los deudores africanos, en efecto, beneficie a los prestamistas chinos.

Al parecer, ni el hombre ni la naturaleza están dispuestos a dar un respiro a África oriental.

Nota Original:Beleaguered East Africa Just Can’t Catch a Break: Bobby Ghosh

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©2020 Bloomberg L.P.

Source: Infobae

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