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Anuskha Elliot: la diseñadora que impone estilo en José Ignacio

Anushka está en su casa de Pilará, un exclusivo barrio cerrado cercano a Pilar, donde se instaló durante la pandemia. Es la hora del desayuno y en la mesa, con vistas a la laguna, hay una arepa ...

Anushka está en su casa de Pilará, un exclusivo barrio cerrado cercano a Pilar, donde se instaló durante la pandemia. Es la hora del desayuno y en la mesa, con vistas a la laguna, hay una arepa recién hecha: “Es un ritual que conservo”, dice. Nació en Venezuela y vivió allí hasta los 15 años cuando su familia decidió volver a Buenos Aires. Fénix del Mar, su bebé de seis meses, duerme en el cuarto de al lado. La calma de su casa solo se interrumpe por el ladrido de su perra que pide entrar.

Su nombre, Anushka Elliot, remite inmediatamente al verano en José Ignacio, donde pasa cuatro meses al año. Amante del surf, los caballos y el yoga, disfruta de la vida en familia y es la menor de cuatro hermanas. Su marca homónima convive con Sentido, el local de decoración que fundaron sus padres y que se transformó en un clásico del balneario uruguayo. Ahí, además de objetos traídos de todas partes del mundo, hay meditación y charlas de las que ella participa cada verano. Esta diseñadora con una impronta artesanal que produce piezas bordadas a mano en talleres chicos fue consolidando un estilo propio, alejado de lo industrial. Algo que construyó tras formarse en Central Saint Martins y trabajar en Jazmín Chebar.

Antes de la llegada de su hijo, pasaba mucho tiempo de viaje: “Hacía siete al año”, recuerda. Ahora, acaba de volver de Brasil donde pasó tres semanas en playas vírgenes con su familia y habrá sido el único movimiento de 2025. En este nuevo ritmo, entre la maternidad y el trabajo, encuentra el equilibrio de una etapa que ella define como “más contemplativa”.

–¿Fénix llegó para darte vuelta la vida?

–Sí, todo se reordenó, mis tiempos, mis prioridades, mi energía. Ya no puedo hacer diez cosas a la vez y lo acepto. Siento que encontré un nuevo ritmo sin ansiedad. Yo siempre manifestaba que quería ser mamá y llegó en el momento exacto. Fénix significa renacer, y hoy el nombre cobra sentido.

–¿Hacía poco que estabas de novia?

–Sí, con Santiago nos conocimos cuando yo tenía 15 años. Él vivía en Uruguay y era amigo de una familia amiga de mis papás. Nos seguimos cruzando toda la vida, pero nos encontramos el año pasado en Punta del Este. Es muy bajo perfil, siempre dice que ChatGPT nunca lo va a encontrar.

–¿Cómo es la dinámica familiar?

–No nos despegamos un minuto. A los dos nos encantan los deportes y la vida al aire libre: salimos a caminar y a andar a caballo. Mi mamá me enseñó a meditar de chiquita y es algo que continúo; Santiago le hace reiki a Fénix desde que nació y ahora en Brasil disfrutamos un montón: él iba en la mochilita, mirando para adelante, chocho de la vida. Siempre me dicen: “Qué paz tiene tu hijo”, y me encanta porque creo que tiene que ver con cómo estoy yo.

–Además del nombre, ¿qué te dejaron los 15 años en Venezuela?

–Fueron años espectaculares: calor, aire libre, lugares increíbles. Iba al colegio hasta las 13.40 y a la tarde hacía muchísimas actividades: cerámica, equitación, judo, tenis, natación, baile. Lo valoro porque no sé si hoy hay muchos colegios que te den tanto tiempo para hacer lo que yo hacía. Ahora que tengo un hijo pienso más en esas cosas.

–¿Cuándo supiste que querías ser diseñadora?

–Creo que desde siempre. De chica agarraba cosas y las transformaba. Tuve una madre muy libre que, si me veía cortando algo, me dejaba expresarme. No me mandaba a pintar: me dejaba experimentar con telas. Me gusta agarrar una tela, cortarla, moverla, ponerle otra encima. Es como un collage.

–¿Así empieza tu proceso creativo?

–Sí. Después tengo un equipo que me ayuda con la parte técnica, aunque siempre estoy encima. En mi familia me dicen “ojo de lince”, porque cuando llegan las prendas detecto enseguida si hay algo que no quedó exacto.

–¿Cómo fue la experiencia Londres en Central Saint Martin?

–Recién había terminado el colegio en la Argentina y había leído que era un lugar muy interesante. Yo ya había ido a Londres porque el novio de mi hermana jugaba al polo ahí. Enganché a dos amigas y a mamá le pareció buenísima idea. Nos fuimos las tres a Inglaterra y vivimos anécdotas muy divertidas.

–¿Alguna que se pueda contar?

–Recuerdo nuestra primera salida en Londres. A mí me encantan las fiestas trans y había una muy divertida. En ese momento vivíamos en un convento porque era barato y llegamos cuando ya habían cerrado la puerta. Así que terminamos durmiendo en la casa de un chico muy amoroso vestido de mujer que nos alojó esa noche.

–¿Te quedaste mucho tiempo en Londres?

–No, porque tenía un novio en Buenos Aires y quise volver. A partir ahí siempre viví en Argentina.

–Sentido es un ícono de José Ignacio. ¿Qué significa para vos ese lugar?

–Anushka no se entiende sin Sentido. Tiene 14 años, ahí nació mi marca, y agradezco a mis padres el lugar que me dieron. Fue un muy proceso natural.

–¿Cómo lo desarrollaste?

–Se fue dando, y me mantengo fiel a lo que creo. Hago pocas prendas porque el proceso es muy artesanal. Todo está pensado para que dure: piezas que se pueden usar de día o de noche, realmente a una escala muy pequeña. No corro atrás de los calendarios de moda.

–¿Eso es el lujo para vos?

–Claro: una pieza que nadie más va a tener, hecha con materiales nobles, que recupera oficios de bordado y es trazable. Siempre digo que lo mío es el lujo natural.

–¿Nada de procesos industriales ni escalar?

–Una vez tuve un problema con una clienta porque dijo que nunca hubiera comprado algo que no se pudiera meter en el lavarropas. Lo entiendo y es válido, pero eso no es Anushka. Me pareció muy esclarecedor.

–¿Quiénes usan tu ropa?

–Brasileñas, americanas, europeas y, por supuesto, argentinas. Pero las argentinas son más tímidas: suelen usar mi ropa en Punta del Este aunque la hayan comprado acá.

–¿Cómo imaginás el futuro de Anushka?

–Mi aspiración nunca fue abrir locales. Sí me gustaría hacer colaboraciones con entidades de todo tipo: desde una ONG, interviniendo prendas, hasta diseñar para un hotel. Cosas que tengan sentido. Siempre vuelvo a esa palabra, porque creo que todo en la vida debe tenerlo.

–Muchas marcas te buscan, ¿no es raro?

–Me parece buenísimo poder usar otras marcas. Al final, mi ropa tiene mucha información y a veces necesitás una remera blanca y estar cómoda. Yo no soy influencer: si algo no va conmigo, agradezco y digo que no. Creo que esa sinceridad es lo que te hace creíble.

–¿Conocés otra Anushka?

–No, es un nombre ruso. Pero cuando fui a la India descubrí que allá era casi el nombre más común. Me lo pudieron poner porque nací en Venezuela. Hace 35 años, en la Argentina, no hubiera sido posible.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sabado/anuskha-elliot-la-disenadora-que-impone-estilo-en-jose-ignacio-nid13092025/

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