Comprar los repuestos del auto afuera: el fenómeno que crece entre los argentinos y preocupa a los autopartistas
En los últimos meses, el marco regulatorio de las autopartes en la Argentina cambió de manera sustancial. El Gobierno eliminó el Certificado de Habilitación de Autopartes de Seguridad (CHAS) y ...
En los últimos meses, el marco regulatorio de las autopartes en la Argentina cambió de manera sustancial. El Gobierno eliminó el Certificado de Habilitación de Autopartes de Seguridad (CHAS) y simplificó la homologación de piezas, trasladando los controles a una etapa posterior y reforzando la trazabilidad digital mediante etiquetas y códigos QR. Al mismo tiempo, se levantaron restricciones a las importaciones con la supresión de los sistemas previos de licencias y se redujeron aranceles sensibles, como los que regían para los neumáticos.
En paralelo, se amplió el universo de piezas que pueden ser recuperadas y comercializadas legalmente por los desarmaderos y se digitalizó por completo el régimen de repuestos usados. Estas medidas, combinadas con la flexibilización del régimen de compras puerta a puerta y courier, configuraron un escenario de mayor oferta.
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El panorama, sin embargo, no resultó igual de favorable para todos. Los autopartistas locales perdieron parte de la protección que les brindaban los mecanismos de defensa comercial y los requisitos de homologación previa, quedando más expuestos a la competencia externa.
En este marco, Tiendamia —el marketplace que permite comprar directamente productos de Estados Unidos y China— informó que en los primeros siete meses de 2025 las compras de autopartes crecieron un 385% respecto del mismo período del año pasado. El salto llevó a la plataforma a crear una sección específica de autopartes para mejorar la experiencia de los usuarios.
De todos modos, los números deben ser interpretados con cautela. “El aumento hay que tomarlo con pinzas”, advierte Juan Cantarella, presidente de AFAC (Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes), al señalar que este tipo de sitios parten de bases muy bajas. Con todo, reconoce que también están creciendo con fuerza los importadores especializados en el mercado de reposición, que registraron un alza superior al 200% en el primer semestre según datos extraídos del informe semestral de la entidad.
Según la plataforma, entre los productos más demandados se destacan accesorios de moto, equipos de sonido, sistemas CarPlay y Android Auto, elementos básicos como balizas y chalecos, además de repuestos específicos para las automotrices más comercializadas.
En cuanto a precios, aseguran que pueden ser hasta un 40% más bajos que en el mercado local. Como ejemplo, un estéreo inalámbrico portátil 7 CarPlay Android cuesta $176.000 en la plataforma frente a los $290.000 que se pagan en el país. Lo mismo ocurre con un sistema CarPlay y Android Auto para motocicletas, resistente a la lluvia, que allí se ofrece a $690.000 mientras que en el mercado local ronda los $745.000, siempre según el courier.
Sin embargo, Cantarella advierte que la creciente participación de productos importados en algún momento impactará en el empleo y que recién hacia fin de año habrá mayor claridad sobre la magnitud del fenómeno. A su juicio, la capacidad de adaptación de la industria nacional será determinante. Argentina, explica, enfrenta problemas de competitividad estructurales: “Sobre todo afuera de las fábricas, donde la organización y procesos están muy optimizados; las fallas aparecen al momento de poner los productos en la calle”.
El dirigente autopartista también remarca que el esquema laboral vigente en el sector “es del año 75” y que, si bien el Gobierno tiene la problemática en agenda, será clave definir los tiempos de implementación. “No alcanza con reducir la carga tributaria, también hay que simplificarla. Ingresos Brutos, por ejemplo, genera un efecto cascada en toda la cadena que los productos importados no pagan; lo mismo ocurre con las tasas municipales y los impuestos a los débitos y créditos, que se aplican en todos los niveles: Nación, provincias y municipios”.
Aun con estas reformas, advierte, competir contra China será muy difícil. “Todos los cambios favorables que se están discutiendo son condición necesaria —aunque no suficiente— para equipararnos con países capitalistas democráticos líderes, pero no con China. Compararnos con China es como comparar peras con manzanas: allí el Estado interviene y subsidia a la industria, y rigen reglas laborales completamente distintas”, concluye Cantarella.