Una vez conocidos los resultados, Cristina Kirchner salió esta noche al balcón a festejar con los militantes que llevaban un par de horas de vigilia en la puerta de su edificio, en San José y Humberto Primo.

A las 21.03, la esquina estalló: Cristina comenzó a saltar al ritmo de los bombos. Desde abajo, los militantes respondieron con un cántico que se impuso sobre todos: “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es del partido judicial”.

Cristina Kirchner saltó varias veces, sonrió y siguió saludando con los brazos en alto, mientras los celulares iluminaban la noche y la multitud coreaba su nombre.

A las 21 en punto, cuando se conocieron los resultados, ella había tuiteado un duro mensaje contra el Presidente, en el que le advirtió: “Salí de la burbuja, hermano… que se está poniendo heavy”.

¿Viste Milei?...

Banalizar y vandalizar el “Nunca Más”, que representa el período más negro y trágico de la historia argentina, no es gratis.

Reírte de la muerte y el dolor de tus oponentes, tampoco.

Pero señalar con el dedo y estigmatizar a los discapacitados, mientras tu…

— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 8, 2025

“¿Viste Milei?...”, comenzó el texto, en el que la expresidenta cuestionó a Milei por “banalizar y vandalizar el ‘Nunca Más’”, “reírse de la muerte y el dolor” y “estigmatizar a los discapacitados mientras su hermana cobra coimas por medicamentos”. El posteo cerró: “Saludos cordiales desde San José 1111”.

Al mismo tiempo, con la difusión de los primeros resultados, explotaron los cantos y la vigilia se transformó en festejo. Entre bombos y humo de parrillas, la consigna más repetida volvió a ser “Cristina libre”, pero también reapareció el cántico que marcó la noche: “Un minuto de silencio… para Conan, que está muerto”, en alusión al perro del presidente Javier Milei.

La militancia también cantó: “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es del partido judicial”. Cristina saltó varias veces, sonrió y siguió saludando con los brazos en alto, mientras los celulares iluminaban la noche y la multitud coreaba su nombre.

Mientras Cristina seguía en el balcón, los que llegaban tarde aceleraban el paso al escuchar los bombos y ver las luces. Apenas la distinguían arriba, levantaban los celulares para filmar o sacar fotos, intentando capturar el momento. Algunos se abrían paso entre la multitud para tener mejor ángulo, otros grababan desde la vereda opuesta, con la imagen de la expresidenta saltando y saludando como fondo de una noche que ya era histórica para sus seguidores.

Entre los cánticos que más hicieron vibrar la esquina estuvieron los dirigidos al Grupo Clarín y, sobre todo, el que gritaba “Cristina presidenta”. Cada vez que lo escuchaba, la expresidenta se tocaba el pecho desde el balcón. Llevó varios minutos allí, saltando y saludando sin pausa, mientras la militancia reunida seguía creciendo frente a San José 1111. A las 21.12, la escena alcanzó otro punto alto: comenzó a sonar la Marcha Peronista, coreada por cientos de voces que levantaban los brazos y agitaban banderas bajo las luces de los celulares.

No fue la noche más multitudinaria, pero las 500 personas que se acercaron a la esquina de San José y Humberto Primo vivieron algo inédito: Cristina Kirchner salió al balcón y permaneció allí durante 15 minutos, el tiempo más largo desde que cumple arresto domiciliario.

El momento se convirtió en el punto más alto de la vigilia.

A las 21.17, Cristina Kirchner se retiró del balcón y la desconcentración comenzó de manera pacífica. Sin incidentes, los asistentes se fueron alejando en forma individual, algunos todavía cantando y otros revisando las fotos y videos que acababan de registrar.

Aunque la mayoría se retiró cuando Cristina Kirchner entró a su casa, un grupo se quedó en la esquina y le puso ritmo a la desconcentración: “Alta coimera, Karina es alta coimera”, cantaron en alusión a la hermana del presidente Javier Milei, al ritmo de “Guantanamera”. El cántico se repetía entre risas y bombos.

Un viaje desde San Martín

Paola llegó desde San Martín aferrada a un cuadro en blanco y negro con las imágenes de Evita y Perón. Lo sostenía contra el pecho como si fuera un escudo, mientras la multitud se agitaba a su alrededor. “Pensé que este era el punto de encuentro para bancarla a ella, que está presa. Como peronista, era el lugar donde había que estar hoy”, dijo. Votó temprano y viajó directo a Constitución para sumarse a la vigilia frente al departamento de Cristina Kirchner.

“Parece que va a ser una buena noche”, se entusiasmaba cuando todavía no había resultados oficiales. “Venimos de estar muy tristes los peronistas, pero sentimos que el país despertó, que la gente se dio cuenta de lo que estaba pasando”. Paola trabaja con personas con discapacidad y asegura que nunca vio tanto sufrimiento como en los últimos meses: “Hace 16 años que trabajo y jamás pasó lo que está pasando ahora. No tiene lógica, no tiene comprensión”.

Sobre el cuadro, cuenta: “Soy la tercera generación de peronistas en mi casa. La primera profesional. Creo que me voy a morir peronista, como se murió mi papá. Amo a Néstor, la rebanco a Cristina, pero soy peronista”. Paola tiene 50 años, es psicóloga social y consultora psicológica. “Trabajo con personas con discapacidad y con gente en situación de calle”, dijo a LA NACION.

Aunque la convocatoria se veía espontánea, hubo señales de organización mínima: se contaban unas 20 banderas desplegadas entre la multitud, pero lo que más se repetía eran los carteles caseros que los asistentes trajeron por su cuenta. La leyenda dominante fue clara: “Cristina libre”. Entre familias con hijos y hasta mascotas, la esquina de San José y Humberto Primo se transformó en un punto de encuentro donde la consigna se multiplica en carteles, cánticos y conversaciones.