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Ernesto Talvi: “El plan de estabilización uruguayo se construyó con la gradualidad incorporada porque había que comprar reservas, lo que Argentina también necesita”

“El programa de estabilización uruguayo culminó en siete años y medio con una inflación de un dígito. Se pasó de una inflación de 140 a 40 por ciento en dos años, parecidísimo a la Argen...

“El programa de estabilización uruguayo culminó en siete años y medio con una inflación de un dígito. Se pasó de una inflación de 140 a 40 por ciento en dos años, parecidísimo a la Argentina; y para bajar de 40 a 1 dígito, demoramos cinco años y medio. Fue una construcción deliberada de paciencia estratégica que la Argentina también necesita”, advierte. “Querer apurar el tranco con la inflación muchas veces implica tasas de interés muy elevadas, tipo de cambio muy apreciado. Y finalmente, con el apuro se conspira contra la sostenibilidad del plan”, sintetiza. “La necesidad de reservas nos obligaba a emitir y a tolerar inflación más alta durante un tiempo”, explica.

“Uruguay logró equilibrio fiscal a los dos años, pero en parte a punta de tener muy deprimidos los salarios del sector público. Enfrentamos una huelga policial, nada menos. Hubo que revertir parte de los logros y hubo un retroceso fiscal: en el quinto año del plan, pasamos de equilibrio a un déficit de 3 puntos del PBI”, reconoce y agrega: “Se decía que el programa uruguayo iba al muere porque el fundamento era el equilibrio fiscal. Pero no descarriló”. “Uruguay erradicó la inflación y posibilitó la planificación de largo plazo que toda economía necesita para crecer y le sacó una ventaja impresionante a la Argentina”, dice. “Del ’90 a 2024, en Uruguay creció el ingreso por habitante un 50 por ciento más que en la Argentina”, compara. “La Argentina siempre tuvo un ingreso por habitante mayor que el nuestro hasta que Uruguay erradicó la inflación y posibilitó la planificación de largo plazo que toda economía necesita para crecer”, compara.

“Todo llevó mucho tiempo y en el camino, hubo muchos obstáculos y reversiones y dificultades. Y esto es lo que quiero transmitir: eran obstáculos que no eran terminales. Se pudieron manejar en la medida en que había un norte que se sabía que se iba a sostener”, resume. “Yo estuve en desacuerdo con el levantamiento de las LEFI en la Argentina: un Banco Central, que es el proveedor monopólico de la liquidez primaria, no puede quedarse sin instrumento que la regule. Ahora el Banco Central ya los ha recreado”, analiza.

“Nosotros, en Uruguay, tampoco cumplimos con la meta de reservas en los primeros reviews. Pero nada de eso mata el plan ni cae fuera de lo que se puede re encarrilar”, aclara. “El Presidente va camino a reencauzar un programa que, más allá del rescate de Bessent, no estaba dañado mortalmente”, asegura. “El equipo económico es muy bueno para reencauzar el plan”, subraya. “El tipo de cambio de hoy está dentro de los límites que uno esperaría en un plan de estabilización”, ejemplifica. “En Uruguay, el plan de estabilización se lanzó con el gobierno de Luis Lacalle padre, la centroderecha liberal. El gobierno que le siguió duplicó la apuesta: fue la presidencia de Sanguinetti, del Partido Colorado. A pesar de las leyendas urbanas, es un socialdemócrata. O sea, Uruguay vira de la centroderecha a la centroizquierda. Y luego, y es bien interesante, en 2004, por primera vez en la historia del país, llega el Frente Amplio al poder, una fuerza de izquierda que había nacido con una plataforma marxista revolucionaria”, sintetiza y sigue: “Era la gran prueba de fuego: la continuidad vs la disrupción del plan económico. El Frente Amplio marcó sus énfasis en algunos temas, pero la figura de Astori esencialmente y, por supuesto, de Tabaré Vázquez, el presidente, y después de José Mujica, todos asumieron como propia la democracia liberal y el capitalismo”.

“Tú mencionas el debate por un peronismo racional: eso fue lo que terminó siendo el Frente Amplio en Uruguay”, afirma. “Las sociedades maduras cambian evolutivamente; no se reinventan cada cuatro años. Es una construcción necesaria que la Argentina se vaya poniendo de acuerdo en cuestiones básicas”, dice. “Vaca Muerta es un éxito justamente, entre otras cosas, por la continuidad de las reglas de juego desde Cristina Fernández, Macri, Alberto Fernández, Milei”, plantea. “Sin coalición política, el plan es inviable”, alerta. “La Argentina podría “vacamuertizar” dos o tres elementos clave de las reglas del juego como el equilibrio fiscal y un régmine de inversiones más generalizado que el RIGI. No hay que ponerse de acuerdo en todo”, concluye.

El respetado economista uruguayo Ernesto Talvi estuvo en La Repregunta. Talvi es investigador principal del Real Instituto El Cano de Madrid, un think tank enfocado en análisis estratégico internacional. Fue senador nacional y ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay. Fue economista jefe del Banco Central del Uruguay durante el plan de estabilización de los 90. También, director de la Iniciativa para América Latina para Brookings Institution en Washington. Es Doctor en Economía por la Universidad de Chicago.

¿Por qué el caso de Uruguay y su plan anti inflación se metió en el debate argentino? ¿Qué lecciones trae el plan de estabilización uruguayo de los ´90s para el Plan Milei-Caputo? Gradualismo antiinflacionario, ¿garantía de sustentabilidad del plan? Danilo Astori, el exvicepresidente y exministro de Economía del Frente Amplio, ¿vale como arquetipo de la modernización peronista? Alternancia política y éxito del plan de estabilización y el camino al crecimiento: ¿sin coalición política, no hay paraíso? Talvi hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Plan Milei-Caputo. ¿Por qué hay que mirar al plan de estabilización de Uruguay de los 90?

-Danilo Astori, dos veces ministro de Economía en las presidencias de Tabaré Vázquez y vicepresidente con José Mujica, apareció en el debate argentino. Quiero ir por partes para entender esta cuestión. La Argentina está en un proceso de contención de la inflación, aunque, por supuesto, todavía con enormes desafíos por delante. ¿Qué puntos en común encuentra entre este proceso de desinflación de la Argentina y el proceso de desinflación que siguió Uruguay desde 1990?

-Hay paralelismos increíbles. Primero, una similitud en términos de las condiciones iniciales. Cuando Uruguay lanza el plan de estabilización en diciembre del ´90, arrancó con un déficit fiscal de 7 puntos del PBI. En diciembre de 2023, la Argentina tenía 5 puntos de déficit. En aquel momento, Uruguay tenía una inflación de tres dígitos del orden del 130 por ciento. Uruguay tampoco tenía reservas internacionales líquidas: estábamos en cero. La Argentina tampoco tiene reservas. En Uruguay, no teníamos acceso al crédito internacional; la economía estaba estancada. Éramos una economía, y somos aún, una economía en donde el dólar es el rey. En fin, se da una cantidad de similitudes que hace que el caso uruguayo sea muy importante e interesante para la experiencia argentina. Es como la película Volver al futuro: vamos a ver en el pasado del programa uruguayo un futuro posible para la Argentina. El programa uruguayo empieza en diciembre de 90 y culmina siete años y medio después con una inflación de un dígito. Se pasó de una inflación de 140 a 40 por ciento en dos años, parecidísimo a la Argentina; y para bajar de 40 a 1 dígito, demoramos cinco años y medio. Eso fue una construcción deliberada de paciencia estratégica que la Argentina también necesita.

-Me interesa entender eso. En el mes cero del lanzamiento de aquel plan de estabilización, en diciembre de 90, ¿ya estaba la concepción de que llegar a la inflación de un dígito era un camino de mediano o largo plazo?

-Estaba la concepción de extirpar definitivamente el flagelo inflacionario que nos estaba azotando desde 1955, que nos condenó a un estancamiento productivo de décadas, para conquistar la estabilidad y el crecimiento. Se lograron ambas cosas.

Shock o gradualismo anti inflación. El caso uruguayo y por qué es riesgoso acelerar los tiempos

-Pero me interesa particularmente el tema del plazo porque en la Argentina se discute mucho la velocidad de este proceso y los costos y efectos colaterales, por ejemplo, la recesión. Entonces, ¿Uruguay contempló desde el inicio la idea de que la estabilización hacia un dígito anual llevaría muchos años, por ejemplo, siete?

-Así es. Fue construido con la gradualidad incorporada, pero por una razón muy básica: logramos equilibrar las cuentas fiscales, igual que aquí; logramos cesar el proceso de emisión monetaria para financiar los desequilibrios del Estado, los déficits fiscales. Pero precisábamos acumular reservas propias, algo que la Argentina también precisa, y eso nos obligaba a emitir para comprar reservas y, por ende, tuvimos que tolerar más inflación por un tiempo relativamente prolongado hasta reconstituir el stock de reserva, que hoy en Uruguay es muy importante. Tuvimos que tolerar una inflación algo más alta que la que hubiera sido deseable, pero eso fue porque había un objetivo que teníamos que conquistar. La Argentina tiene que tener también esa paciencia estratégica; querer apurar el tranco con la inflación muchas veces implica tasas de interés muy elevadas, tipo de cambio muy apreciado, más de lo que razonablemente ocurre en todos estos procesos. Y finalmente, con el apuro se conspira contra la sostenibilidad del plan. Porque si se pagan tasas de interés ya no altas sino prohibitivas, está pegándose un tiro en el pie porque es imposible volver creíble el sendero fiscal cuando uno está pagando intereses leoninos. Y si esos intereses te sostienen artificialmente bajo el dólar y deprimen al sector productivo, el plan no puede funcionar. Entonces tu tenés que reconocer que es necesario comprar un activo, dólares; que aún no tenés crédito internacional. Puede que la Argentina lo recupere en el futuro cercano, pero mientras tanto necesita comprar esas reservas, pongámoslo, con el impuesto inflacionario, que lo vas a tener que tener por algunos años. Es un tema de persistencia y de paciencia, si llega. Y Uruguay llegó en el 98 y salvo en un momento, en 2002 por la crisis, nunca más tuvimos inflación de dos dígitos, nunca más. Y agrego esto: en ese período que va del 90 a 2024, un plan de estabilización exitoso y otro que, como la convertibilidad, lamentablemente no llegó a buen puerto, en Uruguay creció el ingreso por habitante, la calidad de vida, el nivel de vida en un 50 por ciento más que en la Argentina. La Argentina siempre tuvo un ingreso por habitante mayor que el nuestro. Hasta que Uruguay erradicó la inflación y posibilitó la planificación de largo plazo que toda economía necesita para crecer y le sacó una ventaja impresionante a la Argentina.

-Ése es un punto muy crítico. Quiero preguntarle esto: el crecimiento que deriva en un ingreso per cápita tan alto comparado con la Argentina, ¿empieza a suceder mientras transcurre el plan de estabilización entre el 90 y el 98 o se da después? ¿Cómo es esa secuencialidad?

-Empieza a darse después, cuando el plan de estabilización se transforma en una realidad en la que se redefinen las creencias. Hasta ese momento, era inimaginable que podíamos extirpar la inflación de nuestro sistema. Y de golpe, la gente cayó en la cuenta de que se había logrado y de que había que redefinir la planificación, las negociaciones salariales, los ajustes de tarifas públicas, el manejo cambiario y monetario para adaptarse a un contexto de inflación de un dígito. Y todo fue secuencial. Mira, Luciana, nosotros hicimos un ajuste fiscal brutal.

-¿A cuánto bajaron el déficit fiscal del 7 por ciento y en qué plazo se logró el equilibrio fiscal?

-Dos años después de iniciado el plan, estábamos en equilibrio, igual que la Argentina, más allá de cómo se contabiliza el tema de los intereses. Voy a esto: el plan se lanza en diciembre del 90. Recién dos años y pico después, se volvió al mercado de capitales a colocar bonos. En el quinto año del plan, hubo cambio de gobierno. En el sexto año del plan de estabilización, con el nuevo gobierno, se hace la reforma de la seguridad social que había prometido la gestión anterior para consolidar las cuentas fiscales a mediano plazo. Un año y medio después de esa reforma, Uruguay conquista el investment grade en el mercado de deuda. Y una vez conquistada la inflación de un dígito, pasamos a un régimen de flotación cambiaria. Todo llevó mucho tiempo y en el camino, hubo muchos obstáculos y reversiones y dificultades. Y esto es lo que quiero transmitir: eran obstáculos que no eran terminales. Se pudieron manejar en la medida en que había un norte que se sabía que se iba a sostener. Aún con cambio de gobierno, ese norte no se iba a modificar. Había una persistencia.

Peronismo “a la Danilo Astori”, ¿la alternancia política que puede garantizar la continuidad del Plan Milei?

-Ese punto. ¿Qué pasa en un país que se propone un norte macroeconómico racional, pero hay alternancia política de sistemas político-ideológicos muy contrapuestos? ¿Cómo fue esa alternancia en Uruguay? ¿Qué signo político toma la decisión de lanzar ese plan de estabilización y cómo se va dando en las distintas alternancias?

-Este es un tema apasionante y va al punto que tú señalabas en la introducción, Luciana, sobre el Frente Amplio y Danilo Astori. El plan de estabilización se lanza con el gobierno de Luis Lacalle padre que, en la jerga europea, es la centroderecha liberal. El gobierno que le sigue continúa y duplica la apuesta con el plan de estabilización. No te hubieras enterado de que cambió el gobierno si sólo mirabas la evolución del plan de estabilización: fue la presidencia del doctor Sanguinetti, del Partido Colorado. Sanguinetti, a pesar de las leyendas urbanas, es un socialdemócrata. O sea, Uruguay vira de la centroderecha a la centroizquierda. Y luego, y esto es bien interesante, en 2004, por primera vez en la historia del país, llega el Frente Amplio al poder, una fuerza de izquierda. Gana por primera vez en 175 años de vida independiente, con una plataforma de nacimiento de característica marxista revolucionaria. Era la gran prueba de fuego de la continuidad vs la disrupción del plan económico. Estaba la posibilidad teórica de que migráramos hacia un esquema de organización de la sociedad totalmente distinto. Pero el Frente Amplio marcó sus énfasis en algunos temas, pero la figura de Astori esencialmente y, por supuesto, de Tabaré Vázquez, el presidente, y después de José Mujica, todos asumieron como propia la democracia liberal y el capitalismo. El elemento socialista quedó para la redistribución, los énfasis pro trabajadores, todo lo que uno esperaría de la centroizquierda, a la cual yo me siento muy cercano, pero respetando al mismo tiempo las reglas de organización básica.

-Es decir que la macroeconomía y la visión conceptual económica sobre cómo un país crece con equilibrio fiscal, inclusive superávit, con reservas sólidas, con flotación libre, ¿todo eso era compartido por una fuerza de izquierda como el Frente Amplio?

-Y también una vocación aperturista hacia el exterior. Y una vocación de administrar las empresas del Estado con cierta probidad. Una vocación de incorporar capital privado allí donde el capital privado se hace indispensable, como lo fue inicialmente en Vaca Muerta en el caso argentino. Ustedes siempre me cuentan la historia de lo polarizados que están, de que no sea de acuerdo con nada de iba a plantear, de que se insultan y se agreden. La Argentina podría “vacamuertizar” dos o tres elementos clave de las reglas del juego. No hay que ponerse de acuerdo en todo. Los expertos internacionales consideran a Vaca Muerta como un éxito justamente, entre otras cosas, por la continuidad de las reglas de juego desde Cristina Fernández, Macri, Alberto Fernández, Milei. Posibilitó un desarrollo extraordinario de recursos naturales con fuertes inversiones privadas y una empresa estatal que le dio fuerza y legitimidad al proceso como socia de los emprendimientos privados.

-Se refiere a YPF.

-Es una solución a la uruguaya: un régimen de promoción de inversiones ordenado como el que tenía Uruguay, que el ministro Astori emprolijó de una manera muy buena, que le dé beneficios no sólo a las grandes inversiones sino a todo el que quiera arriesgar, emprender y crear en la Argentina. Es bueno mirar esa ley de inversiones como un método objetivo para otorgar beneficios tributarios a las inversiones que generan beneficios sociales en materia de exportaciones, empleo y localización, y que descentralizan el empleo en el país. Si en la Argentina se pusieran de acuerdo en dos o tres cosas básicas como el equilibrio fiscal, un régimen de promoción de inversiones más generalizado que el RIGI, asegurarían una cierta continuidad más allá de los devenires. Tú hablabas de un peronismo moderado, razonable: bueno, eso fue lo que terminó siendo el Frente Amplio en Uruguay. Una fuerza que nace del marxismo revolucionario y termina gobernando como una socialdemocracia y así se consolida. Tengo una anécdota que se le atribuye al presidente Mujica. Cuando estaba en España promoviendo las inversiones para Uruguay, decía: “yo era guerrillero, que es obtener el poder por las armas, pero llegué por las urnas a presidente pero no a tener el poder porque, como presidente, básicamente no puedo hacer nada. ¿Quieren más tranquilidad que esa para venir a invertir en Uruguay?”. Las sociedades maduras cambian evolutivamente; no se reinventan cada cuatro años. Es una construcción necesaria que la Argentina se vaya poniendo de acuerdo en cuestiones básicas.

De la centroderecha a la izquierda racional. De Lula en Brasil y el Frente Amplio en Uruguay. ¿Puede pasar en Argentina?

-Me parece muy interesante que usted vea en la Argentina puntos en los que podemos acordar, más allá de cuestiones ideológicas más maximalistas. Para entender bien qué representa en esta discusión que se está dando en el peronismo, con el debate en torno a una modernización a la Danilo Astori, ¿qué representó Astori en términos políticos y en términos del aporte de su mirada la matriz económica y macroeconómica del Uruguay?

-Quien pertenezca a la fuerza política Frente Amplio lo va a mirar desde la perspectiva de su contribución al crecimiento y consolidación del Frente Amplio como una opción de gobierno en el Uruguay. Yo, que lo miro desde fuera del Frente Amplio y con un criterio país, te diría que fue una figura absolutamente fundamental porque, viniendo del marxismo, adoptó la democracia liberal y la socialdemocracia como formas de organización de la sociedad. Abandonó por completo las ideas que habrían provocado una revolución que nadie pedía. Hoy el Frente Amplio es una fuerza mainstream, una fuerza de centro izquierda, moderada, que se reinventa. Tiene dos corrientes siempre. Inicialmente, una era la de Tabaré Vázquez y Astori, a la que considerábamos la socialdemocracia del Frente Amplio. Y por otro lado, los exguerrilleros tupamaros y el Partido Comunista, el ala más ortodoxa. Cuando fallece el doctor Vázquez y fallece Astori, el Frente Amplio se quedó sin representante del ala moderada. José Mujica, con un criterio estratégico, reinventa al Movimiento de Participación Popular (MPP), los ex guerrilleros tupamaros, como el ala moderada del Frente Amplio. Hoy tenemos al Partido Comunista por un lado y un ala moderada por el otro.

-Así como se dio la transición de Fernando Henrique Cardoso a Lula en Brasil, en Uruguay logran una transición de un partido de centro derecha con un plan de estabilización de centro derecha a una izquierda como la del Frente Amplio con continuidades racionales.

-Tú lo pusiste perfectamente. Lula y Brasil son otro ejemplo de esa continuidad no disruptiva en aspectos muy básicos y centrales de la organización de la sociedad. Por supuesto que Lula hizo Bolsa Familia porque era un presidente de izquierda y su énfasis está en esa sensibilidad y esa vocación. Y está bien; la alternancia es eso. La derecha o la centroderecha es más pro empresa, pro crecimiento y la centroizquierda es más pro trabajador, pro distribución. Y en ese ir y venir, vamos llevando a los ciudadanos. Con el respaldo ciudadano en las elecciones de octubre, al gobierno de Javier Milei se le dio una segunda oportunidad que muy pocas veces ocurre en la vida real: una oportunidad para reencauzar la política elevándose por encima, incluso, de lo que le funcionó electoralmente. Una segunda oportunidad para tener un acto de desprendimiento y de patriotismo y convocar a un proyecto nacional. Una oportunidad única que seguramente se va a aprovechar. El equipo económico es muy bueno para reencauzar el plan de estabilización.

Plan Milei-Caputo. ¿Se “uruguayizó” el tipo de cambio y se volvió sostenible… o no?

-Usted estuvo en Buenos Aires la semana pasada. Usted está en contacto con el equipo económico. Estos señalamientos que usted hace a partir de la comparación entre Uruguay y Argentina y los problemas de un plan de estabilización, la falta de reservas, tasas altísimas y querer controlar el dólar, el ancla cambiaria, atrasando el tipo de cambio, es el tipo de críticas que se le vienen haciendo al Gobierno en la Argentina. Desde la distancia que le da tener una mirada desde España, pero conociendo muy bien los mecanismos de la macroeconomía argentina, ¿usted comparte esas críticas? Porque si está hablando de una segunda oportunidad, es que hubo problemas antes.

-Mirá, te lo digo siempre en referencia al plan uruguayo. Uruguay logró a los dos años equilibrio fiscal, pero en parte a punta de tener muy deprimidos los salarios del sector público. Enfrentamos una huelga policial, nada menos. Hubo que revertir parte de los logros y hubo un retroceso fiscal: en el quinto año del plan, pasamos de equilibrio a tener un déficit de 3 puntos del PBI. Se decía que el programa iba al muere porque el fundamento era el equilibrio fiscal. Pero no descarriló. Segundo, atraso cambiario: el Uruguay, en el plan de estabilización, se encareció 40 por ciento en dólares y nunca más volvió para atrás. Ahora, yo miro los primeros dos años de este plan en la Argentina y comparo con Uruguay y veo que el encarecimiento en dólares venía muy acelerado. Con la ida del dólar a 1500, se uruguayizó la evolución del tipo de cambio real y el encarecimiento en dólares está muy parecido a como eran nuestros precios en dólares al segundo año. Siento que el dólar a 1500 y con la baja de tasa de interés que se produjo y que sostenían un tipo de cambio artificialmente bajo, se ha descomprimido muchísimo la situación. El tipo de cambio de hoy está dentro de los límites que uno esperaría en un plan de estabilización. Pasemos a déficit externo: nosotros pasamos de superávit a déficit en el correr del plan de estabilización externo y nunca volvimos para atrás. Siempre tuvimos déficit externo después porque el país precisaba invertir, importar maquinaria, etcétera. La Argentina está en un proceso similar. En relación a las reservas, recién al tercer año de gobierno pudimos empezar a incrementar nuestras reservas propias. ¿Cuándo? Cuando recuperamos el acceso al mercado de capitales y cuando se empezó a generar la confianza de que el cambio iba en serio y empezó a aumentar la demanda por moneda nacional. La verdad, Luciana, que si yo miro las críticas, los obstáculos, los problemas del plan, todos reales, ninguno hizo que el plan eventualmente descarrilara.

Salvataje Trump-Bessent. ¿Un indicador de sostenibilidad del Plan Milei-Caputo… o lo contrario?

-Ahí viene la última pregunta que tiene dos partes. Llegó la ayuda del par Trump-Bessent, nada menos: Estados Unidos poniendo el whatever it takes, lo que sea necesario para colaborar con el gobierno argentino y la estabilidad preelectoral. La escala de esa ayuda indica también la escala de problemas que tenía el plan. Lo que pregunto es: esta alineación tan completa con Estados Unidos en términos de ayuda financiera y también, de respaldo político, ¿es sana para un plan de estabilización sostenible que conduzca a un crecimiento sostenible?

-Cada plan tuvo su inyección de liquidez de formas distintas. En el caso de Uruguay y la Argentina, un acuerdo con el FMI, con un aporte muy significativo por parte del organismo. La Argentina tuvo que recurrir a una inyección adicional del Tesoro. Lo que hizo Uruguay fue reestructurar la deuda externa en el marco del Plan Brady y eso actuó como una inyección de liquidez no por la vía de que nos pusieran dinero sino que redujimos lo que se debía. Todos estos planes arrancan de situaciones complicadas y necesitan esa liquidez. Puedo estar equivocado porque uno tiene una edad en que no tiene verdades reveladas sino, más bien, posiciones sujetas a debate, pero tengo la convicción de que el plan que la Argentina firmó con el Fondo y todo lo que se había hecho previamente era un plan de un impecable diseño técnico. El monto que se calculó como necesario para retornar a los mercados de capitales y levantar el cepo sin sobresaltos estaba bien calculado, en mi opinión. Se pudo levantar el cepo parcialmente, sin sobresaltos, y el riesgo país bajó de mil a seiscientos. Desde abril hasta fines de junio y principios de julio, estuvo todo muy tranquilo. Todavía no se había logrado reconquistar los mercados, pero iba camino a lograrse. En mi opinión, el descarrilamiento de julio-agosto que hizo necesario el rescate de Bessent fue político. O sea, hubo una sucesión de acontecimientos, un caso paradigmático como el de Spagnuolo y la derrota en Buenos Aires, que en parte estuvo influida por ese hecho.

Plan Milei-Caputo. ¿Cuáles son los riesgos futuros? ¿Políticos o económicos?

-Déjeme interrumpirlo, Ernesto, porque coincidimos: hubo dieciocho derrotas legislativas, mal manejo político del Gobierno, las denuncias de corrupción, etcétera. Pero el Gobierno no compró reservas cuando el FMI le había fijado comprar reservas y muchos economistas lo planteaban; el Gobierno desarmó las LEFI y tomó una decisión problemática con la tasa de referencia del Banco Central que muchos economistas le alertaron que podía generar problemas. ¿No es riesgoso para un gobierno atribuirle todo al riesgo político y no ver los problemas técnicos que pudo haber en esas decisiones macroeconómicas?

-Es un excelente punto, Luciana. La meta de reservas, tal y como estaba prevista originalmente con el programa, no se cumplió y quizás debió haberse cumplido. No se cumplió en su totalidad porque no era fácil cumplirla en junio. Yo estuve en desacuerdo con el levantamiento de las LEFI: un Banco Central, que es el proveedor monopólico de la liquidez primaria, no puede quedarse sin instrumento que la regule. Ahora, el Banco Central ya los ha recreado. Pero nosotros, en Uruguay, tampoco cumplimos con la meta de reserva en los primeros reviews. Pero nada de eso mata el plan, nada de eso está fuera de lo que tu podés re encarrilar. Sin embargo, y esto no es echarle la culpa a la política, porque yo también incluyo, y que me disculpen, al gobierno de Milei cuando hablo de política y a su responsabilidad en haber dinamitado la coalición política que durante un año y medio le dio respaldo al programa económico. Lo que leyó el mercado en las derrotas legislativas, que tenían mucho que ver con el intento de competir por el poder en las provincias contra quienes estaban apoyando al Gobierno, con el PRO en Buenos Aires que lo estaba apoyando… En fin, no quiero entrar mucho en la política local porque no me considero un experto, pero lo que los mercados leyeron, y así se vio en Madrid, fue que se dinamitó la coalición política y la legitimidad que el discurso anticorrupción le daba a Milei. Por eso, todo el programa y su futuro se pusieron en cuestión: ¿van a poder sostener el equilibrio fiscal, van a poder atajar los penales que le vengan del Congreso, van a poder hacer las reformas a las que se comprometieron? Sin coalición política, eso es inviable. Pero ahora el resultado de las elecciones le ha dado a Milei la oportunidad de recrear esa coalición. Creo que el Presidente va camino a hacerlo y, por ende, a reencauzar un programa que, más allá del rescate de Bessent, no estaba dañado mortalmente previo a toda esta disolución de la coalición política que lo apoyaba.

La Argentina de Milei y su alianza con EE.UU. ¿Error estratégico? ¿Dónde queda la Unión Europea?

-La última pregunta. ¿Cómo ve usted este alineamiento con Estados Unidos vs la relación de Argentina y de Mercosur con la Unión Europea, que está enfrentando sus dificultades? ¿Qué impresión se llevó después de la última semana en Buenos Aires, qué ven los empresarios argentinos?

-Veo que la Unión Europea no entra en el radar y creo que es un error estratégico. No digo que mantener relaciones cordiales con Estados Unidos y China no sea conveniente porque definitivamente son jugadores importantes. Pero para nosotros, estratégicamente, la Unión Europea en este momento es el bloque económico igual de grande que China y, en mi opinión, más importante. Si el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur se ratifica, la Unión Europea va a tener acuerdos con el 95 por ciento del PBI latinoamericano, con México, Centroamérica, el Caribe, Colombia, Perú, Ecuador, Chile y los países del Mercosur. Esto implica un paraguas institucional, que es lo que son estos acuerdos, porque acordamos consensuadamente reglas para comerciar, para invertir, para resolver diferendos. Funcionan casi todos igual. Para la transición digital y verde que la UE tiene planteada, nosotros ofrecemos minerales críticos y energías renovables que van a permitir la generación de cadenas de producción regionales, complejas, sofisticadas, en áreas tradicionales de abundante insumo energético que necesitan energías limpias, pero también en áreas no tradicionales, como el cloud computing, los centros de datos. Con inversión y tecnología europea, eso va a permitir sofisticar nuestra matriz productiva y contribuir a nuestro desarrollo. Y, además, y con esto cierro, somos extraordinariamente complementarios en lo económico y tenemos un paraguas institucional basado en reglas consensuadas para poder capitalizar esas posibilidades complementarias. Sinceramente, Luciana, cuando tú mirás al mundo y pensás “qué me gustaría ser cuando fuera grande”, al menos en América del Sur la respuesta es “me quiero parecer a Europa, me quiero parecer a España”. Europa representa lo que somos y lo que queremos ser, además de que, desde el punto de vista económico, somos complementarios y también estratégicamente complementarios. Con el mundo en el que vivimos, con los dos grandes que no respetan las normas, Europa es el tipo de sociedad que miramos y a donde tendríamos que estar mirando estratégicamente.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/ernesto-talvi-el-plan-de-estabilizacion-uruguayo-se-construyo-con-la-gradualidad-incorporada-porque-nid16112025/

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