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Lo que dice la ausencia de Nico

Hola, ¿cómo estás? Esta semana se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Es una excusa para hablar de una problemática que, por su gravedad y magnitud, debería est...

Hola, ¿cómo estás?

Esta semana se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Es una excusa para hablar de una problemática que, por su gravedad y magnitud, debería estar siempre en la agenda pública.

En Comunidad contamos la historia de Nico Cruz, un chico con una risa contagiosa y gustos “fuera de lo común”: desde la mitología griega hasta el japonés.

De niño tuvo un laboratorio de hormigas y le encantaba jugar en el barro. De adolescente tiraba el Tarot a sus amigas y andaba en skate. Le gustaba la comedia musical y cocinar (la tarta de manzana era su especialidad).

El 22 de mayo de 2023, a los 18 años recién cumplidos, se quitó la vida en su casa de Villa Santa Rita.

Su mamá, Carolina, lo resume así: “Mi hijo no murió solo por un suicidio: murió también por la desidia de un sistema que nunca lo contuvo”.

Durante años buscó ayuda sin éxito: psicólogos, turnos cancelados, derivaciones a médicos que nunca llegaron (o lo hicieron demasiado tarde), deudas para pagar tratamientos privados.

El turno más esperado —con una psiquiatra especializada en adolescentes— se lo reprogramaron siete veces. El último estaba fijado para junio. Nico no llegó a esa fecha.

Su recorrido se parece al de miles de familias argentinas. Porque en el país conseguir un psiquiatra infantojuvenil puede volverse una misión imposible: hay apenas 454 profesionales activos, 4 cada 100.000 chicos y chicas. La distribución territorial es sumamente desigual. De hecho, en seis provincias no hay ninguno.

Todo eso en un contexto en que la demanda de atención por salud mental en la infancia y la adolescencia no deja de crecer. En el Hospital de Clínicas, las consultas por cuadros depresivos, ideas e intentos de suicidio, autolesiones y ansiedad aumentaron casi un 30% entre 2023 y 2024.

El dato más extremo golpea de lleno: cada 20 horas un niño, niña o adolescente de entre 10 y 19 años se suicida en la Argentina. A principios de los 90 la tasa era de 5 cada 100.000 en el grupo de 15 a 19 años; en 2023 trepó a 11 cada 100.000.

Frente a este panorama, no alcanza con conmovernos: es clave seguir visibilizando la problemática, pero también contar con información clara y accesible.

Por eso, en Fundación La Nación hicimos una guía con destacados especialistas que responde las preguntas más frecuentes sobre el suicidio, explica las señales de alerta, dónde pedir ayuda y qué hacer si un chico o una chica tienen ideas de muerte.

Carolina guarda el nombre de su hijo tatuado en el brazo con un infinito. Lo que más extraña es su risa. Su testimonio nos invita a mirar de frente una problemática urgente: la falta de acceso a la salud mental en la infancia y la adolescencia. Cada turno cancelado, cada “no hay psiquiatras disponibles”, cada puerta cerrada fueron empujando a Nico hacia un final que nadie quería ver.

Después de publicar la nota, recibí mensajes de lectores que atravesaron situaciones similares. Como el de un papá que me contó que, ocho años atrás, recorrieron el mismo camino con su hija, pero “con mejor suerte”: pudo salir adelante y hoy tiene “el trabajo que siempre soñó”. Su mail termina así: “Gracias por hacer visibles estas situaciones”.

Concientizar, dice él, puede salvar vidas. Y hablar del tema también.

Hasta la próxima,

María

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/newsletters/comunidad/lo-que-dice-la-ausencia-de-nico-nid13092025/

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