Luisa Valenzuela, homenajeada por sus colegas y premiada por el Fondo Nacional de las Artes
A pocos días de su cumpleaños, el 26 de noviembre, ...
A pocos días de su cumpleaños, el 26 de noviembre, la escritora y periodista Luisa Valenzuela (1938) fue homenajeada por colegas, lectores y editores en el auditorio del Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (avenida Las Heras 2555), el viernes pasado al atardecer. Del encuentro organizado por los responsables de las editoriales Marea, Interzona y Factotum, Constanza Brunet y Guido Indij, participaron escritores de distintas generaciones que rindieron tributo a la autora de El Mañana, con lecturas de fragmentos de libros de ficción y no ficción reeditados en la Biblioteca Luisa Valenzuela.
Valenzuela es autora de más de treinta libros, entre novelas, cuentos y ensayos, traducidos a más de veinte idiomas. Entre otras distinciones, obtuvo el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español, en 2019, “por su genialidad, constancia, sentido lúdico y creativo”, el Premio León de Greiff (2017) y el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores.
Participaron del acto, que se hizo a sala llena, los escritores Carlos Aletto, Esther Cross (que destacó la irreverencia y originalidad de Valenzuela), Daniela Pasik (en una divertida parodia del personaje femenino de Misery, sostuvo que la autora había habilitado “una punta de permisos” de escritura a los más jóvenes), Sonia Santoro (que leyó fragmentos de la inquietantemente contemporánea novela Cola de lagartija, de 1983), Lucía de Leone, que situó por lo alto a la autora en una “genealogía de voces femeninas”, y Patricio Zunini.
El director del área de Letras del Fondo Nacional de las Artes (FNA), tras leer un fragmento de Los tiempos detenidos. Encierros y escritura, anunció que el jueves 27 a las 16, en el Palacio Libertad, Valenzuela sumará un nuevo galardón, cuando se le otorgue el Premio a la Trayectoria del FNA por su labor literaria. Junto con ella serán premiados Héctor Alterio (Artes Escénicas), Orly Benzacar (Gestión Cultural), Sonia Berjman (Historia Urbana y Paisajismo), Nelson Goerner (Música), Fabio Grementieri (Patrimonio), Tomás Lipán (Folclore), Vechy Logioio (Artes Visuales), Edgardo Minond (Arquitectura), Marcelo Piñeyro (Artes Audiovisuales), Lidia Segni (Danza) y Luisa Serrano (Artesanías). En esta edición, el Directorio del FNA distinguirá con el Gran Premio al pianista y director de orquesta Daniel Barenboim.
Las escritoras Ana María Shua, Elsa Drucaroff y María Rosa Lojo, así como el escritor Guillermo Piro, grabaron videos para el evento en el Museo del Libro y de la Lengua. “Qué doblete: Luisa es una gran escritora y una gran persona”, dijo Shua sobre la homenajeada.
Asistieron al acto varios amigos de la autora, entre otros, Silvia Plager, Irma Carbia, Cristina Mucci, Agustina Caride, Juan Carlos Kreimer, Julio César Crivelli, Alejandro Vaccaro y Adriana Meyer. En primera fila estaba la hija de Valenzuela, la artista Anna-Lisa Marjak.
Tras las efusivas palabras de sus colegas, Valenzuela fue entrevistada por los periodistas Verónica Abdala, Ana Da Costa y Gastón Francese. Estos dos últimos, que habían visitado a la escritora en su casa para una emisión del programa radial de cultura La muralla y los libros, pudieron conocer su colección de máscaras y le pidieron que llevara una al homenaje.
Valenzuela eligió la de un personaje femenino del teatro tradicional coreano, Bune, de boca pequeña y labios pintados de rojo. “En las obras representa a la joven concubina, a la aristócrata y también a la prostituta -explicó Valenzuela-. Es la que abre las ceremonias con su energía”.
Abdala recordó que Valenzuela había sido la primera mujer en ser nombrada redactora de LA NACION y que, en la portada de La mirada horizontal, que reúne algunos de sus escritos periodísticos, aparece la joven cronista del diario con un cesto de papeles en la cabeza.
Cuando los entrevistadores recordaron su cercanía con Jorge Luis Borges, a quien Valenzuela conoció gracias a la amistad del escritor con su madre, la escritora Luisa Mercedes Levinson, los corrigió: “No fui entrañable amiga de Borges”. Al evocar la célebre entrevista en Nueva York, que hizo para la revista Vogue, con Borges y María Kodama, dijo que Borges “estaba muy contento con María”. También se refirió a sus encuentros con las escritoras Susan Sontag (“su gran anhelo era ser reconocida como novelista”, dijo) y Siri Hustvedt.
Al ser consultada sobre su libro favorito (de los escritos por ella), respondió: “Uno no tiene un hijo favorito, todos son imprescindibles”. Anticipó que podría volver a escribir una novela policial con el personaje del excomisario Masachessi, que aparece en Fiscal muere.
“Valiente, sin autocensuras ni ultranzas, Luisa Valenzuela avanza a lo largo de varios libros que marcan un derrotero poco frecuente. Leerla es tocar de lleno nuestra realidad, allí donde el plural sobrepasa las limitaciones del pasado; leerla es participar en una búsqueda de identidad latinoamericana que contiene por adelantado su enriquecimiento”, dijo de ella, décadas atrás, Julio Cortázar. ¿Quién podría desmentirlo?