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Otro viernes de locos multiplica sin gracia el truco de la película original

Otro viernes de locos (Freakier Friday, Estados Unidos/2025). Dirección: Nisha Ganatra. Guión: Jordan Weiss y Elyse Hollander. Fotografía: Matthew Clark. Música: Amie Doherty. Edición: Eleanor...

Otro viernes de locos (Freakier Friday, Estados Unidos/2025). Dirección: Nisha Ganatra. Guión: Jordan Weiss y Elyse Hollander. Fotografía: Matthew Clark. Música: Amie Doherty. Edición: Eleanor Infante. Elenco: Jamie Lee Curtis, Lindsay Lohan, Julia Butters, Sophia Hammons, Chad Michael Murray, Mark Harmon, Manny Jacinto. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 111 minutos. Calificación: apta para todo público. Nuestra opinión: regular.

Para hablar del segundo capítulo de Un viernes de locos, escrito e impreso para el cine 22 años después del exitoso relato inicial, hay que empezar por el final. En el mismo momento en que se cierra la historia con la moraleja que nunca falta en las comedias juveniles de Disney y el desfile de créditos se pone en marcha, a un costado de la pantalla arranca una selección de outtakes, bloopers de filmación e imágenes detrás de escena. Allí queda inmediatamente a la vista que los actores la pasaron muy bien durante la filmación y que era una buena idea compartir todo ese espíritu de camaradería y diversión con el público.

Algunos de esos momentos son muy divertidos y superan claramente en gracia y efecto humorístico cualquier cosa que hayamos visto con anterioridad durante los interminables 111 minutos previos. Toda esa suma de escenas descartadas resume y expresa la comedia que Otro viernes de locos pudo haber sido y no fue.

Este resultado fallido nace de un flagrante error de diagnóstico bastante usual en Hollywood cuando se concibe la secuela de algún producto que supera en resultados las expectativas previas. Ya que la fórmula original funciona a partir de algún recurso o vuelta de tuerca eficaz (en este caso el hechizo que impulsa el intercambio de cuerpos entre una madre y su hija), ¿por qué no duplicar, triplicar o multiplicar el mismo equívoco para lograr el crecimiento automático del efecto cómico que tanto rindió dos décadas atrás?

El intercambio, esta vez provocado por una vidente chapucera, empieza a aplicarse como en la película original al tándem madre-hija. Una de las que está de vuelta, Anna (Lindsay Lohan, con buena parte de su antiguo brillo perdido en el camino), ahora es productora artística y madre soltera de la adolescente Harper (Julia Butters), compañera de colegio de Lily (Sophia Hammons), la hija londinense de Eric, un chef anglo-filipino (Manny Jacinto).

El hechizo se produce cuando Anna y Eric, tras un flechazo irresistible, están a punto de casarse. Pero no solo este nuevo dúo materno-filial permuta cuerpos y sensaciones. Lo mismo experimenta la otra retornada, Tess Coleman (Jamie Lee Curtis, por momentos más patética que graciosa), la madre de Anna, con la presumida Lily.

Este doble trueque de personalidades precipita un caos que se extiende a todos los ámbitos (familiares, escolares, laborales) de la vida de las cuatro mujeres a través de una serie de situaciones que en vez de divertirnos nos confunde y nos desconcierta cada vez más, desaprovechando algunos apuntes críticos hacia ciertas fórmulas de autoayuda y observaciones sobre la degradación de la cultura pop mientras se levanta al mismo tiempo con espíritu reivindicatorio la bandera de lo vintage. Algunos personajes masculinos rescatados de la película original se suman a esta nueva fase con aportes casi irrelevantes.

Si en vez de reírnos nos sentimos cada vez más perplejos (y serios) frente a todo este recurrente alboroto es porque el cambio de personalidades en los nuevos cuerpos jamás funciona del todo. Un ejemplo alcanza: Jamie Lee Curtis personifica a una adolescente británica, pero conserva por alguna razón difícil de entender algunos rasgos de su personalidad original, como el acento californiano. Sin ese cambio difícilmente el público reconocerá esa nueva personalidad. Así las cosas, por momentos nos queda la sensación de que cada actriz debería aparecer con un cartel colgado del cuello identificando al personaje que representa tras el intercambio. De otro modo se hace casi imposible a simple vista saber dónde está cada una.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/otro-viernes-de-locos-multiplica-sin-gracia-el-truco-de-la-pelicula-original-nid07082025/

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