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Tato Bores y Berta Szpindler: una disquería, un rechazo y una boda secreta para un amor a prueba de todo

La historia de amor de Tato Bores y Berta Szpindler podría ser el argumento de cualquier película romántica. Se flecharon cuando se conocieron en la disquería del hermano de él, donde ella tra...

La historia de amor de Tato Bores y Berta Szpindler podría ser el argumento de cualquier película romántica. Se flecharon cuando se conocieron en la disquería del hermano de él, donde ella trabajaba como secretaria. El padre de Berta no aprobó la relación porque Tato era actor, pero ellos siguieron en forma clandestina hasta que los descubrieron. El amor era tan fuerte que no les importó, se casaron en secreto y tuvieron tres hijos: Alejandro, Sebastián y Marina Borensztein, tal el verdadero apellido de Mauricio, Tato para todos.

Berta era una referencia constante en los monólogos de Tato, tanto que la gente creía conocerla. Aunque sus monólogos se centraban en la crítica política y social, ella tenía una presencia habitual y siempre simpática. Tato la mencionaba indirectamente o con anécdotas cotidianas, lo que la convertía en parte del universo humorístico y familiar que compartía con el público. Decía que era muy mandona, pero fueron una pareja ejemplar y se acompañaron hasta el final. Sobre todo, Tato decía que Berta era el pilar fundamental de su vida familiar y la base que le permitió desarrollar su carrera con tranquilidad, siempre con mucho respeto y cariño. De perfil bajo, jamás hablaban de su intimidad, pero algo se supo sobre su amor y su vida cotidiana.

Un casamiento de apuro

Se conocieron en la disquería de Enrique, hijo menor de los Borensztein. Ella trabajaba como secretaria y un día cualquiera Tato pasó a saludar. Fue amor a primera vista. De esa primera vez quedó una frase que el actor solía repetir: “Ojo a todos, prohibido enamorarse de la secretaria”. Flechados por Cupido, empezaron a salir. Por ese entonces Tato ya trabajaba en los teatros de revista, no como primera figura todavía pero sí como apoyo de grandes capocómicos de la época como Pepe Arias y Adolfo Stray.

Como la cosa iba en serio, Tato fue a la casa de los Szpindler para pedir la mano de Berta. Grande fue su decepción, y la de ella, cuando el padre dijo: “Me imagino que ahora usted se va a buscar un trabajo en serio, ¿no?”. Tato jamás lo había pensado, pero estuvo dispuesto a dejar todo por ese gran amor. Sin embargo, Berta se opuso dejando en claro que Tato iba a seguir adelante con su vocación y no iba a dejar nada por ella. Después de todo, nada se construye con bases sólidas si hay que ceder cosas tan importantes.

Así, nada salió como esperaban, pero el amor era muy fuerte. Tanto que continuaron viéndose a escondidas. Esa clandestinidad duró varios meses hasta que un día la familia de Berta los descubrió y estalló otro escándalo. La conminaron a dejarlo. Lejos de eso, ella armó su valija, se fue de su casa y se apareció en el Teatro Maipo, donde Tato estaba trabajando, y le contó qué pasaba. Decidieron casarse con urgencia. La actriz Sofía Bozán, compañera de Tato en ese momento, les dijo que conocía a un juez que aceptó casarlos en 48 horas. Y así, con la complicidad de los hermanos Borensztein y de todo el elenco del Maipo, se casaron en secreto el 12 de mayo de 1954.

El primer hijo, Alejandro, nació cuatro años después de la boda, en 1958. Y más tarde llegaron Sebastián y Marina. Estuvieron juntos 42 años hasta que él falleció, en 1996; y ella murió mucho tiempo después, en 2020.

Entre discos y vedettes

Hace muchos años, Berta contó cómo se inició el romance. “Conocí a Enrique, el hermano más chico de Tato, un verano en Piriápolis. Un día, ya en Buenos Aires, yo no andaba bien y pasé por la disquería que tenía en la avenida Córdoba, y Enrique me ofreció trabajar allí. Así lo conocí a Tato. Él ya estaba en el Maipo, con las vedettes. Al principio en casa lo recibieron muy bien, lo querían, pero cuando fue a pedir la mano, mi padre le dijo que no había ningún inconveniente siempre y cuando dejara el teatro. Y Tato, que estaba tan enamorado, dejaba el teatro, dejaba todo. Y yo, en un momento de lucidez, le dije ‘vos no dejás nada’… Nos casamos en secreto y tuvimos un matrimonio muy feliz. Tato quería que yo estuviera presente en todo… No hacía nada sin consultarme”, le contó a Mirtha Legrand en su programa, hace ya muchos años.

Alguna vez, sus tres hijos se refirieron a la historia de amor de sus padres. Alejandro Borensztein, arquitecto y escritor, suele decir: “Mis padres tuvieron una historia de amor muy especial. Tato siempre hablaba sobre el inicio de la relación y decía que él estaba encantado con su vida, pero cuando le dijo a mi abuelo materno que era actor, la respuesta fue una pregunta: ‘¿Pero por qué no trabajás en serio?’. No aceptó la relación de su hija con mi papá y esa decisión que costó un quiebre a la familia porque mi mamá eligió a mi padre“.

Marina, actriz y escritora, decía que sus padres “formaban un gran equipo” porque su madre era para Tato “su gran compañera, su apoyo”. Y Sebastián contó alguna vez que en su casa “se respiraba mucho amor y respeto”, por sobre todas las cosas. “Mi madre era la base, el apoyo que permitía a mi padre volar con su estado de ánimo”, explicó.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/tato-bores-y-berta-szpindler-una-disqueria-un-rechazo-y-una-boda-secreta-para-un-amor-a-prueba-de-nid10122025/

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