Curazao, el pequeño gigante: la selección del Caribe con plantel europeo que sueña con el Mundial
En un rincón del Caribe donde viven apenas 155.000 personas, el fútbol está a las puertas de regalar una nueva historia épica que puede causar una revolución inesperada. Curazao, históricamen...
En un rincón del Caribe donde viven apenas 155.000 personas, el fútbol está a las puertas de regalar una nueva historia épica que puede causar una revolución inesperada. Curazao, históricamente ligado a las Antillas Neerlandesas y hoy convertida en país autónomo dentro del Reino de los Países Bajos, está a un paso de protagonizar un hecho inédito en la historia de las Copas del Mundo: clasificarse al Mundial 2026 sin un solo futbolista nacido en su territorio.
Se trata de un fenómeno deportivo y sociocultural que combina herencia colonial, pasaporte y educación del viejo continente, oportunidades cruzadas y un seleccionador con experiencia mundialista que activó a su plantel en el momento indicado.
La imagen se volvió rutina: conferencias de prensa en inglés, neerlandés y papiamento, jugadores que hablan del viaje que significa volver a la isla (aunque jamás vivieron allí); y un entrenador, Dick Advocaat, que hasta hace pocos meses repetía que “solo hacía falta ordenar el talento desperdigado”.
Pero los hechos exponen la contradicción: los 24 convocados para esta doble fecha nacieron en Europa, desde Róterdam, Utrecht, Groningen o Ámsterdam.
La justificación es tan sencilla como singular: todos los ciudadanos de Curazao tienen pasaporte neerlandés, y una cantidad significativa de futbolistas nacidos en Países Bajos son hijos o nietos de inmigrantes oriundos de la isla. Muchos de ellos pasaron por selecciones juveniles de la Oranje y, al no ser convocados a la mayor, se abrieron a la posibilidad de representar a Curazao. “Algunos tienen 23, 24 o 25 años y creían que algún día podían jugar en Países Bajos. Cuando esa puerta se cerró, la de Curazao apareció como una oportunidad real”, explicaba Advocaat antes de anunciar que no estará presente en el partido decisivo de esta noche ante Jamaica, por “motivos personales” luego de la goleada por 7 a 0 sobre Bermudas.
Esa victoria dejó al equipo como líder del Grupo B, con 11 puntos, y a un paso de sellar la clasificación frente a Jamaica en Kingston. Le alcanza con un empate, aunque el contexto sugiere una final en toda regla: entradas agotadas, el Independence Park colmado y precios que generaron debate y van desde los 2.000 JMD (dólares jamaiquinos), lo que significan US$ 13, para las gradas populares hasta los 25.000 JMD (US$ 166) del sector Skyline, una cifra que equivale a casi un tercio del salario mínimo mensual en Jamaica. La demanda, aun así, no cedió. El cartel de “Sold Out” se colgó rápido en las boleterías físicas y virtuales.
View this post on InstagramEn la isla caribeña del reggae, la expectativa es total: Jamaica necesita ganar sí o sí para volver a un Mundial después de Francia 1998 (compartió grupo con la Argentina, que la goleó 5 a 1) y no depender de otros resultados.
Curazao, en cambio, se juega algo distinto: la oportunidad de convertirse en el país más pequeño (444 km²) y el menos poblado en disputar una Copa del Mundo, superando a Cabo Verde e Islandia.
Más allá de las circunstancias geográficas, el proyecto de Curazao combina infraestructura europea, futbolistas formados en la Eredivisie (la primera división neerlandesa), un plantel que se entrena en centros de Países Bajos y una dirigencia que, desde hace años, busca imitar el modelo de desarrollo multicultural que hizo de Francia una potencia mundial.
View this post on InstagramEn la lista aparecen nombres con experiencia en ligas de primera línea: Armando Obispo (PSV), Juninho Bacuna (Birmingham), Jürgen Locadia (ex PSV y Brighton), Sherel Floranus (Antalyaspor), Jeremy Antonisse (Lausanne-Sport) y Livano Comenencia (Jong PSV), entre otros.
Para la isla, la clasificación sería mucho más que un logro deportivo: representaría el cierre simbólico de un proceso de identidad híbrida que lleva décadas de planificación. “No vinimos a Curazao a tomar el sol”, había bromeado Cor Pot, mano derecha de Advocaat y encargado de dirigir el partido en Kingston.
El veterano entrenador dejó la convocatoria armada antes de regresar a Europa para atender problemas familiares, en una decisión que provocó solidaridad incluso desde la selección neerlandesa. “Es una pena que Dick tenga que irse. Ojalá no sea algo grave”, expresó Ronald Koeman, DT del seleccionado naranja.
Los futbolistas, mientras tanto, repiten que el camino recién empieza. “Llevar a Curazao a un Mundial sería una experiencia enorme. Tengo mucha familia en la isla y esto no se compara con nada”, reconoció Armando Obispo, uno de los referentes defensivos del plantel.
La historia se definirá en 90 minutos. Y mientras Jamaica busca reafirmar su localía, Curazao intentará ponerle un final feliz a un capítulo extraordinario del siempre sorprendente planeta fútbol.
Un rival especial para MessiComo parte de los festejos por la obtención de la Copa del Mundo en Qatar 2022, la selección argentina jugó un amistoso contra Curazao el 28 de marzo de 2023 en Santiago del Estero.
La enorme desigualdad de jerarquía quedó en evidencia apenas la pelota comenzó a rodar. Porque Curazao fue, al fin y al cabo, un actor secundario y una una excusa para que los jugadores se pudieran mostrar frente a su gente después de consagrarse en tierras árabes.
En el estadio Madre de Ciudades, el conjunto albiceleste goleó 7 a 0 con un hat-trick de Lionel Messi que le permitió superar la cifra de 100 goles en el seleccionado y alcanzó los 102.
Los otros goleadores fueron Nicolás González, Enzo Fernández, Gonzalo Montiel y Ángel Di María, a quien el capitán argentino le cedió un penal.