“Es un desafío para todo el cuerpo”: la evolución de la tabla sobre el agua que combina equilibrio, destreza y velocidad
Para quienes buscan una dosis de acción sin alejarse demasiado de la Capital, el río San Antonio se presenta como la mejor alternativa para un día de aventura. A 35 minutos de viaje en lancha co...
Para quienes buscan una dosis de acción sin alejarse demasiado de la Capital, el río San Antonio se presenta como la mejor alternativa para un día de aventura. A 35 minutos de viaje en lancha colectiva desde la Estación Fluvial de Tigre, es considerado la “pista” principal para la práctica del wakeboard, un deporte acuático surgido de la simbiosis entre el esquí acuático y el snowboard.
Básicamente, el rider es remolcado por una lancha mientras se desliza sobre una tabla, utilizando la estela (wake) generada por la embarcación como rampa para realizar espectaculares maniobras aéreas, saltos y trucos. También existe el wakeboard en cable, un sistema estilo tirolesa de dos torres impulsado con un motor eléctrico, donde se utilizan rampas y módulos flotantes para deslizar con la tabla, similar al skate y el snowboard. Así, con la llegada de la primavera, el río se transforma en el escenario perfecto para disfrutar del sol y el agua con un divertido toque de aventura.
El origen del wakeboard se remonta a principios de la década de los 80 en California, Estados Unidos, cuando decepcionado con los días sin olas, el surfista Tony Finn ideó la primera tabla para ser remolcada. Con el tiempo, la evolución de los diseños y las lanchas que generan una estela más grande y firme, lo consolidó como un deporte global.
En la Argentina, el Delta del Río de la Plata se convirtió rápidamente en un escenario ideal para su práctica. Comenzó a ganar popularidad a finales de los 90 y principios de los 2000 de la mano de Gabriela Díaz, múltiple campeona y fundadora de la Wake School y la familia Renosto, claves en el desarrollo y en la divulgación del deporte en nuestro país.
“Yo venía de entrenar esquí náutico en Estados Unidos, donde el wakeboard ya era un furor. Allí compartía equipo con el que después fuera múltiple campeón mundial (Shaun Murray) y con él aprendí mis primeros pasos”, recuerda Díaz.
De la familia del wakeboard, también desembarcaron otras disciplinas como el Wakesurf —donde la tabla se usa sin fijaciones, y luego de salir se continúa surfeando la ola de la lancha soltando el manillar—, o el Wakefoil, una evolución del wakeboard que se caracteriza por incorporar una hidroala (hydrofoil o simplemente foil) a la parte inferior de la tabla. Así, cuando la embarcación acelera, el agua fluye sobre las alas, generando una fuerza de sustentación o elevación que levanta la tabla y al rider por encima de la superficie del agua.
“El principal requisito para hacer wakeboard es atreverse al agua, que no es un tema menor. Pero si podés pararte en tus piernas por tus propios medios, lo demás es técnica. La diferencia de dinámica en el agua es el mayor desafío”, advierte Díaz.
Según la instructora, ya en la primera clase es posible pararse en la tabla, dependiendo de la habilidad de cada uno y la rapidez con la que se incorporan los movimientos: “Mi pasión viene del esquí náutico porque en mis comienzos el wakeboard no existía. Cuando lo comencé a hacer, sentí que el placer que me provocaba no lo había experimentado nunca antes. Me apasionó en el total sentido de la palabra. Luego de ser atleta de alto rendimiento del esquí, pensé que ya no me sorprendería nada más, pero cuando el wakeboard apareció en mi vida, sentí una vez más esa conexión que dura hasta ahora, más allá los años y algunas lesiones que me tranquilizaron un poco. El río te limita, te enseña que todo lo que hagas tiene un proceso, un tiempo y, a veces, unos golpes. Te da una lección de humildad, no importa cuántos podios hayas alcanzado”, reflexiona la multicampeona.
Jorge Blythe Simpson es empresario, tiene 66 años, y hace unos 20 se inició en wakeboard y más tarde también comenzó a practicar wakesurf: “Soy un apasionado del agua. Mientras que en el wakeboard encuentro un punto de conexión y disfrute, en el wakesurf encuentro una linda y tranquila forma de surfear y mantenerme en contacto con el río. Al día de hoy sigo esquiando semanalmente, para asegurar disfrutar la sesión sin golpes y a full. Un placer cada esquiada”, asegura.
Juan Cámpora es empleado, tiene 29 años y hace apenas un mes comenzó a tomar clases de wakeboard: “Al comienzo intenté practicar con ayuda de amigos que ya formaban parte de ese mundo, pero se me hacía muy difícil, ya que no lograban transmitirme bien los conocimientos, así que decidí tomar clases. Ya en la primera me enseñaron los conceptos básicos para poder pararme y navegar arriba de la tabla, y lo que parecía muy difícil terminó siendo muy simple”, asegura.
Y añade: “El wakeboard me parece fabuloso, muy distinto a cualquier otro deporte que uno práctica sobre tierra. Por un lado está el entorno, la belleza del Delta y sus paisajes que no tienen punto de comparación. Además, es un desafío para todo el cuerpo, ya que requiere de destreza y habilidad sobre el agua, estar atento a cuestiones a las que no estás acostumbrado tanto a nivel mental y a nivel muscular”.
Más allá de Río San Antonio, cada vez más destinos de la provincia de Buenos Aires ofrecen la posibilidad de practicar este deporte, desde el club wakeboard Campana hasta el Pampa Cable Park, en Zárate, una de las primeras escuela de wakeboard con sistema de cables con un recorrido de 710 metros y capacidad para hasta 10 riders simultáneos.
En Belén de Escobar, la escuela CH Wakeboard ofrece clases personalizas de wakesurf y cable, mientras que en San Nicolás de los Arroyos, al norte de la provincia de Buenos Aires, Renton Wake Park cuenta con buena infraestructura y propuestas integradas con camping y actividades outdoor. En este escenario, el wakeboard aparece como una alternativa para disfrutar de la naturaleza a pura adrenalina, rodeados de verde, donde también hay propuestas gastronómicas, espacios para relajarse y opciones para toda la familia.
Por el río ParanáEzequiel De Palma se crio en Rosario, a pocas cuadras del Río Paraná, donde aprendió a esquiar sobre dos esquíes remolcado por la lancha de su padre. Un día, un amigo viajó a Estados Unidos y se compró una tabla de wakeboard —que en ese momento era toda una novedad— y fue amor a primera vista. “Lo que más me atrapó del deporte fue la adrenalina, la velocidad y la combinación de saltos que uno podía hacer sobre la tabla a medida que lograba pequeños avances en altura y técnica”, recuerda.
Con el tiempo De Palma comenzó a competir, viajó a Orlando y conoció a muchos de los referentes mundiales del deporte, y ya de regreso en la Argentina, creo junto a su hermano una escuela de wake en Rosario, y finalmente se instaló en la ciudad de Corrientes, también sobre el río Paraná. El desarrollo del deporte lo llevó también a la laguna de Paso de la Patria, un lugar emblemático de la región conocido principalmente por la pesca del dorado o el surubí, donde fundó Yacaré Wakepark.
Ezequiel De Palma, instructor de wakeboard“En esta zona del noreste argentino, sobre todo Resistencia y Corrientes capital, se desarrolló mucho el sistema de cable para la práctica de wakeboard, lo cual trajo a mucha gente nueva al deporte”, concluye Ezequiel, que actualmente es entrenador nacional y también entrena equipos y competidores de Colombia, Paraguay, Chile.
De esta manera, el wakeboard se ha consolidado como una excelente alternativa para conectar con el agua y la naturaleza en la Argentina. Desde el icónico Río San Antonio en el Delta, pasando por los innovadores cableparks de Zárate y Campana, hasta los desarrollos en el Río Paraná en Rosario y Corrientes, ofrece un desafío constante de destreza y humildad que fascina tanto a multicampeones como a principiantes.
Equipamiento Esencial para WakeboardEl equipo básico que garantiza tanto la performance como la seguridad del rider.
Tabla de wakeboard: diseñada con materiales ligeros y resistentes.Botas (Fijaciones): cruciales para mantener los pies firmemente unidos a la tabla.Cuerda y palonnier: el palonnier es la manija. La cuerda debe ser de baja elasticidad.Chaleco salvavidas: elemento clave para la seguridad.Casco: recomendable, a menudo obligatorio.