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“Frankenstein”: de una criatura novelesca que da miedo y pena a un monstruo que en la pantalla solo da pena

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El director mexicano Guillermo del Toro podría suscribir las palabras de la escritora británica Mary Shelley en el prólogo de 1831 a su novela Frankenstein: “Y ahora, una vez más, pido a mi horrenda criatura que salga al mundo y que prospere. Siento afecto por ella, pues fue el fruto de unos días felices, en que la muerte y el dolor no eran sino palabras que no encontraban verdadero eco en mi corazón”. Del Toro sostuvo que su Frankenstein era “un alma nueva, con una infancia que también es nueva y se destruye a través de la crueldad”. Desde su estreno en Netflix, encabeza el listado de las películas más vistas.

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La esperada versión cinematográfica de la obra cumbre de la novela gótica decimonónica, que protagonizan Oscar Isaac (como Victor Frankenstein), Jacob Elordi (la Criatura) y Mia Goth (Elizabeth), motiva debates sobre los conflictos morales, existenciales y eróticos de los personajes, y también sobre la propuesta narrativa del premiado director, que presenta la historia desde las perspectivas del científico y del monstruo hecho con restos de cadáveres (“soy el hijo de un osario”, dice de sí mismo).

Aquellos que quieran cotejar la película con la novela encontrarán en librerías locales varias ediciones de Frankenstein, entre otras, las de Colihue, Penguin Clásicos, Booket (lanzada a tiempo con el botón de Netflix) y Nórdica. Y está disponible, además, en bibliotecas públicas y también virtuales.

“Sería ideal ver Frankenstein de Guillermo del Toro sin pensar en la novela -dice a LA NACION la escritora y académica Esther Cross-. Enumerar las licencias del guion sería injusto, como pedirle fidelidad literal a un libro que habilita muchísimas versiones. Todos los clásicos generan infinitas lecturas. Pero también implican un desafío. Las adaptaciones que salen bien paradas son las que logran despegarse del libro original, con vida propia, mientras vemos la película”.

Según la autora de La mujer que escribió Frankenstein, original biografía de Shelley, este no sería el caso de la película. “Es un melodrama cuidado y espectacular -afirma-. El despliegue visual y la música son preciosos y se imponen. Lo que me sorprendió fue que un gran director, enamorado de la historia, se haya alejado de su rasgo más escalofriante y visionario: el tono íntimo, que apunta directo a la conciencia del lector. En el libro de Shelley, el argumento, es decir, el conflicto entre el científico y la criatura, detona preguntas que sacuden a los personajes y al que lee. ¿Por qué cuesta aceptar que un hombre pueda ser culto y criminal? ¿Qué hacer cuando la mentira se parece demasiado a la verdad? Si esto es un monstruo, ¿qué es un ser humano ‘normal’? Y estoy nombrando solo algunas”.

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“En la novela, el monstruo se convierte en un iluminado y un asesino serial, que asusta y da pena -recuerda Cross-. En la película solo da pena: las muertes se producen por accidente, como si fuera imposible que una criatura parecida a un ser humano fuera capaz de hacer cosas terribles. No hay conflicto en nosotros, no nos sentimos tironeados, como en el libro, entre la compasión y el rechazo. Nos gusta pensar que ‘humano’ es sinónimo de ‘bueno’. En la novela, el ser humano es capaz de lo mejor y lo peor. Del Toro redime a los personajes, y vemos las cosas como nos gustaría que fueran”.

La escritora Flor Canosa, recientemente premiada en España por una “ficción extraña” con elementos góticos, la nueva adaptación al cine de Frankenstein tiene algunos aspectos destacables. “En general soy proclive a agradecer la libertad en las adaptaciones y soy muy fan de Guillermo del Toro como persona y personaje, aunque sus películas suelen resultarme mucho mejores en estética y clima que en narración y esta no ha sido la excepción”, dice a LA NACION.

“Por un lado, visualmente siempre es un maestro y el escenario gótico del arte y la fotografía compiten con un exceso de sentimentalismo, más cercano al romanticismo que al gótico de la obra original -señala la escritora-. El monstruo es trágico y no violento, las motivaciones son menos filosóficas que emocionales. Su Victor Frankenstein simplifica y estereotipa el personaje de la novela y hay una tendencia a la sobreexplicación y a las frases grandilocuentes, que se nota en los monólogos de todos los moribundos, que lanzan parrafadas justificatorias y profundas antes de morir. Por otro lado, no me funciona la estructura del capitán dispuesto a dejar morir a toda su tripulación para escuchar las versiones de los personajes. Tampoco disfruté el relato de Victor desde su infancia, ni el rol extemporáneo de Elizabeth, ni la aparición de un personaje inventado como el mecenas que no tiene mucha razón de ser más que la conveniencia de la trama”.

¡ESTÁ VIVO! Frankenstein, la nueva película de Guillermo del Toro, ya está disponible en Netflix. pic.twitter.com/SZCHv4j7Kn

— CheNetflix (@CheNetflix) November 7, 2025

La autora, que lleva tatuado a Frankenstein en una pierna, cuestiona la estructura narrativa de la película. “Si la narración está dividida en puntos de vista, siento que Del Toro no respetó las versiones que ofrecen los personajes: no tenía sentido que viéramos cosas que los narradores de cada parte no podían ver o saber. De todas formas, es una competencia de expectativas para quienes amamos la historia original”.

En diálogo con el escritor y periodista Sebastián De Caro para el programa de streaming La broma infinita, la escritora Mariana Enriquez, de visita en Buenos Aires, opinó sobre la película. “No me gustó”, dijo, al objetar algunas “decisiones narrativas” del director. “En la versión de Del Toro, la Criatura mata al hermano de Victor, pero en la novela el hermano es un niño al que lleva al bosque y lo mata; y Elizabeth es la prometida de Victor, no del hermano”, ejemplificó.

Para Enriquez, que situó la película en el debate actual sobre el “devenir monstruo” de la inteligencia artificial, resulta “problemático” que Victor sea presentado como el culpable y la Criatura como una víctima. “La Criatura es sintiente y toma decisiones violentas y para provocar daño”, dijo la autora de Nuestra parte de noche. Por último, estuvo de acuerdo en que el monstruo fuera bello pero, con ironía, reprobó que le hubieran puesto una especie de tanga. “¿En qué momento Del Toro pensó en ponerle un taparrabos?”, protestó.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/frankenstein-de-una-criatura-novelesca-que-da-miedo-y-pena-a-un-monstruo-que-en-la-pantalla-solo-da-nid14112025/

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