Tras sufrir un trago amargo, Brad Pitt le vendió su casa a Austin Butler y se muda a otra mansión en Los Ángeles
El mercado inmobiliario en la costa Oeste de Estados Unidos está en racha. Pese a la imposición, hace ya un par de años, del llamado impuesto a las mansiones (que grava con un 4% la venta de cas...
El mercado inmobiliario en la costa Oeste de Estados Unidos está en racha. Pese a la imposición, hace ya un par de años, del llamado impuesto a las mansiones (que grava con un 4% la venta de casas de más de cinco millones de dólares), la ciudad no para de pasar hogares de mano en mano. Ahora se ha sabido que el actor Brad Pitt, que andaba buscando deshacerse de su casa tras comprarse una nueva, por fin lo ha logrado. Y que el nuevo propietario será otro actor: Austin Butler.
El intérprete californiano, de 34 años, conocido por interpretar a Elvis Presley en la pantalla, se quedó con la casa que Pitt, de 61, colocó en el mercado hace un par de meses. No sin motivo: en junio se supo que su hogar había sido asaltado por tres ladrones, que rompieron una ventana y se llevaron varios objetos. El suceso ocurrió a finales del mes de mayo, mientras él estaba en plena promoción por el estreno de F1: la película, pero no trascendió hasta un mes después. Entonces, y pese a que apenas llevaba viviendo allí un par de años (y a que ya ha habido un par de detenidos en relación con el robo), decidió venderla.
Fue en abril de 2023 cuando Pitt compró la casa a Aileen Getty, nieta del petrolero y coleccionista de arte Jean Paul Getty, y, por tanto, una de las herederas de la saga. Antes había sido propiedad del guitarrista de Maroon 5, James Valentine. Ahora, será Butler quien hará de ella su hogar. Está situada en el barrio de Los Feliz, bohemio y frecuentado por actores y guionistas, al este de Hollywood y lindando con las colinas de la ciudad californiana, muy cerca del fotografiado observatorio Griffith. El nuevo hogar de Butler tiene forma de L y unos 200 metros cuadrados repartidos en una sola planta, con tres dormitorios y dos baños, así como con piscina y sauna.
Pitt es un gran aficionado a la arquitectura, y un apasionado de Los Feliz -allí, en una inmensa casa, vivió durante años con Angelina Jolie y sus seis hijos-, por lo que ese hogar era perfecto para él. Es una casa de diseño, no demasiado grande y con enormes ventanales de cristal, que se hace llamar La casa de acero. Según TMZ, que supo de la venta en primicia, la transacción se cerró la semana pasada con discreción, porque la villa estaba fuera del mercado. Según el portal, Butler habría pagado unos 5,2 millones de dólares por ella, algo menos de los 5,5 que Pitt pagó en su momento a Aileen Getty.
Mientras tanto, Pitt ya encontró su nuevo hogar, aunque no está en Los Feliz, sino algo más al oeste, apenas unos pocos kilómetros, en las colinas de Hollywood. El intérprete de Seven, Babel y Troya, entre otras, se hizo con otra propiedad por 12 millones de dólares, algo más del doble de lo que le costó la anterior. Pertenecía al matrimonio Keuning, formado por Dave Keuning, el guitarrista y cofundador de la banda The Killers, y Emilie Keuning, su esposa, diseñadora de interiores. Allí vivían junto a su hijo Kyler, de 10 años.
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Según el diario The New York Times, que informó de la compraventa, la familia Keuning sacó la casa al mercado por 14 millones de dólares, aunque parece que Pitt arañó un par de millones en el precio final. La mansión también es mucho más grande que la anterior: tiene casi 800 metros cuadrados, seis dormitorios y ocho baños, así como una piscina exterior. De estilo español y con vistas a Los Ángeles desde una buena altura, está situada en un barrio junto a Hollywood llamado Outpost Estates.
Así es la mansión que compró Brad Pitt en Los ÁngelesA principios de agosto, Emilie Keuning subió un video de la mansión a su perfil de Instagram, con 17.000 seguidores, precisamente despidiéndose de su hogar. En él, mostraba detalles de la casa, como los arcos de su interior, completamente blanco, los muebles de diseño o la cristalera que daba a un patio interior. “Último fin de semana en las colinas”, escribía. “Dejarla es difícil. Es como decirle adiós a un viejo amigo que no volverás a ver”.