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Berugo Carámbula: a 10 años de su muerte, sus hijos María y Joaquín recuerdan el lado menos conocido del conductor y humorista

Hace diez años que murió Berugo Carámbula, el 14 de noviembre de 2015, y sus hijos se emocionan como el primer día cuando lo recuerdan. LA NACION habló con la actriz María Carámbula, hija de...

Hace diez años que murió Berugo Carámbula, el 14 de noviembre de 2015, y sus hijos se emocionan como el primer día cuando lo recuerdan. LA NACION habló con la actriz María Carámbula, hija del primer matrimonio del actor con Adriana Senblat, y con el músico Joaquín Carámbula, hijo del humorista y Viviana Campos. Los dos coinciden en decir que era una persona especial, al igual que sus amigos y compañeros de trabajo.

El recuerdo de María

“Me encantaba acompañarlo al trabajo, sobre todo a las obras que hacía con Hugo Midón. La verdad es que me da mucha tristeza. En realidad, es una nostalgia porque lo extraño todos los días. Hace poco cumplimos años, porque los dos cumplimos el 31 de octubre, y ese día es fatal aunque igual lo celebro y todo bien, pero siempre festejábamos juntos”, cuenta María y se le nota esa nostalgia de la que habla.

“Me encanta porque no lo olvidan, la gente lo adora y me reconforta mucho mantener viva su memoria. Es muy lindo”, suma. Entre los muchos recuerdos que guarda, elige desempolvar y compartir al Berugo músico: “Porque es lo que menos se conoce- justifica-. Mas allá de los riquísimos asados que hacía, que nunca nadie superó, recuerdo que le pedía que tocara la guitarra y lo miraba sentadita en la alfombra con las patas cruzadas. Era una genialidad. Y me gustaría que la gente escuchara el disco que está en Spotify y se llama Berugo Carámbula solo de guitarra. Es divino y es el único que editó“.

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“Le pedía que tocara ‘Berimbau’ o ‘A dos aguas’, que tocaba con mi hermano Gabriel… Era una canción que tocaban Paco de Lucía y Al Di Meola. Aprendí mucho de música de él… Bueno, a escucharla, porque los varones de la familia heredaron ese don para la música y yo fui por la actuación. Escuchábamos música juntos o íbamos a ver conciertos de jazz. Y era muy lindo. Algunos creen que solo era el Payador Gabino, su personaje que está buenísimo, pero mi papá fue un eximio guitarrista", resalta María. “Grabó ese disco cuando tenía 30 años, y era una sola guitarra que sonaba como si fueran diez, a pesar de que no existían los efectos que hay hoy. Desde los 14 que es concertista de guitarra. Muy bueno. Quiero que conozcan el mundo musical, que era muy rico y genial. Y no lo digo porque sea mi papá. Era genial en la técnica, la profundidad y el buen gusto con el que tocaba la guitarra”.

María siguió los pasos de su papá y debutó en televisión bajo su ala: “Estudio teatro desde los 14 años y ya de más grande, un día le dije que me gustaría trabajar con él. Estaba haciendo Todo al 9 y no había mucha cabida para mí. Además, no te regalaba nada y eso siempre estuvo muy claro para mí. Pero me dijo que sí y eso me dio seguridad. Inventó un sketch muy pequeño en el que yo entraba por un costado del estudio, hacía de su hija e iba a pedirle plata; una cosa muy naif de esa época. Me divertía mucho porque lo miraba y nos entendíamos. Era todo improvisado: hablábamos un poco sobre el sketch, pero el principio, el nudo y el fin lo resolvíamos ahí, sin libreto. Y me acuerdo que pensaba que me gustaba, aunque en realidad yo quería actuar con un guion. Pasaron los años y me di cuenta que era re difícil eso que hacíamos, que no era una pavada como yo pensaba. Y me encantó darme cuenta de eso y que saliera súper aceitado, súper genial. Nos llevábamos muy bien en ese ida y vuelta. Siempre nos unió mucho el humor, las películas. Le encantaban las películas Cinco monedas y Cantando bajo la lluvia, e íbamos en el auto y cantábamos juntos”.

Un prodigio de la música y el humor

Berugo Carámbula fue un notable guitarrista, además de un delicioso humorista y un conductor divertido, dos dones que lo hicieron más popular que la música, su gran pasión. Nació el 31 de octubre de 1945 en las Piedras, Uruguay, y se llamaba Heber Hugo Carámbula. De chico soñaba con ser músico.

“A los cinco años tocaba polcas en una guitarrita y parece que lo hacía bien porque a los siete me mandaron a estudiar guitarra clásica, y a los trece me recibí de profesor y a dar clases”, contaba sobre sus inicios. Por ese entonces se sumó a la Crazy Clown Band para tocar el banjo. Al poco tiempo ganaron el Festival Nacional de Jazz, y él se entusiasmó mucho. “Fue todo muy emocionante. Teníamos hinchada y nos llevaron en andas buena parte de los 22 kilómetros que separan Montevideo de Las Piedras, donde seguimos festejando toda la noche”, contaba con una sonrisa.

Sin proponérselo, la música le abrió las puertas de la televisión y de una nueva vida. “Nos enteramos de que iban a llevar a un grupo de música en vivo a Telecataplúm y el nuestro sonaba bien, así que no lo dudamos. Corría el año 1964 y no me imaginaba que mi vida artística iba a seguir por el camino de la comicidad“, recordaba hace ya varios años.

“Rápidamente, a los músicos nos empezaron a usar como extras. Comencé mal porque lo hice robando cámara. Soto y Espalter estaban en un bar charlando y yo era el que atendía. El sketch duraba como diez minutos y, de aburrido nomás, metí el dedo en una botella e hice como que no lo podía sacar; terminé trepado al mostrador luchando con la botella. Estuvieron a punto de echarme”, contaba entre risas sobre su primera aparición en Telecataplúm.

El recuerdo de Joaquín

La música fue tan impórtate en su vida y en la de su familia, que se la dejó impregnada a sus dos hijos varones, Joaquín y Gabriel. “Tengo la suerte de sentir muy presente a mi padre a través de la música”, dice Joaquín, su hijo menor. “Seguí su legado de guitarrista y me siento muy acompañado por mi papá en todo momento. Y no solamente tocando, sino disfrutándolo y a veces abstrayéndome de todo, sintiendo esa conexión conmigo mismo. Eso es lo que notaba en mi viejo cuando lo veía tocar”.

"Llegué a vivir toda esa etapa antes de que se enfermara y ya no pudiera hacerlo. Y aprendí esa misma responsabilidad y esa manera de conectar con el instrumento. Ese goce que siempre fue mi cable a tierra porque la música y la guitarra son mi manera de vincularme con la gente y el mundo. Él me lo transmitió y estoy muy agradecido por eso”, resume. Y agrega: “Lo recuerdo siempre muy simpático con la gente, con todos los que se cruzaban con él en la calle, y les respondía con buena onda, igual que a productores y directores de la industria del cine o la televisión. Siempre trataba a todos por igual, con la misma calidez y buena onda. Eso lo tengo muy presente también. Y otra cosa que me enseñó fue a tomarse las cosas con sentido del humor. Lo extraño. Siento su ausencia física, pero sé que nos está mirando y lo siento presente en cada canción que escucho o compongo, o en cada acto de buena onda con el otro”.

A la conquista de la Argentina

Gracias a Blackie, los uruguayos de Telecataplúm desembarcaron en nuestro país para grabar un piloto. Fue ella quien los recomendó fervientemente a las autoridades de Canal 13. Dos meses después, se sumaron a la grilla de programación. En los primeros tiempos Berugo trabajaba en Buenos Aires y vivía en Montevideo hasta que fue demasiado tedioso todo ese trajín y se trajo a la familia.

Su talento y su versatilidad le permitieron ser músico de jazz, humorista, comediante, animador de ciclos infantiles, y conductor de programas de entretenimientos. Hizo películas de mucho éxito como Brigada explosiva (1985), Brigada explosiva contra los ninjas (1986), Los bañeros más locos del mundo y Los matamonstruos en la mansión del terror (1987). También participó de films como Joven, viuda y estanciera (1970), Los irrompibles, (1975), La noche del hurto (1976), El tío disparate (1978), Donde duermen dos... duermen tres y Cantaniño cuenta un cuento (1979), Señora de nadie (1982).

En teatro trabajó con Hugo Midón en La vuelta manzana (1977), Cantando sobre la mesa (1978) y El imaginario (1980), y también hizo obras para adultos: Zulma tiene un Berugo redondo (1986), Duro de parar (1996), Son amores (2203), Con un clavo en el zapato (2005), Inodoro Pereyra (2005), Con Berugo en grupo (2008).

Hizo televisión para grandes y chicos: Supershow infantil (1979), El club de Anteojito (1983), Atrévase a soñar (1987), programa con el que ganó un Martín Fierro a la Mejor Conducción y que lo catapultó a la fama, superando los 35 puntos de rating diarios. También hizo Amo a Berugo y Todo al 9 (1991), Amor a primera vista (1993), Sábado de fiesta (1995), Clink! Caja (1996), Jugar por jugar (1997), El nieto de Don Mateo (1999), Hacéte la América (2000), Son amores (2002), La peluquería (2005).

Cuando llegó a Buenos Aires, Berugo ya estaba casado desde 1964 con la actriz Adriana Senblat, que también era parte de Telecataplúm; y con ella tuvo a Gabriel y María. Se separaron en 1973. Berugo también es padre de Joaquín, fruto de su segundo matrimonio con Viviana Campos.

La despedida

La enfermedad fue larga y cruel. Carámbula minimizó los primeros síntomas y le echó la culpa al estrés. La primera alarma fue en el 2000, cuando sintió palpitaciones y mareos. Tiempo después sufrió ataques de pánico, vértigo y claustrofobia. En el 2004 le diagnosticaron Parkinson, una enfermedad degenerativa que tiene tratamiento pero no cura. Entonces se retiró de la vida pública, aunque en agosto de 2008 decidió volver a los escenarios y se presentó en el Centro Cultural Borges con Berugo en grupo, un espectáculo que combinaba humor y música, sus dos grandes pasiones.

Fue un sueño que duró poco: la versión oficial decía que el show se levantaba por problemas administrativos, aunque la verdad era otra. “Tengo un problema de rigidez y no sé si podré tocar. Respeto mucho a mis compañeros y al público como para no hacerlo si no estoy bien”, decía en ese momento Berugo. Falleció a los pocos días de cumplir 70 años.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/berugo-carambula-a-10-anos-de-su-muerte-sus-hijos-maria-y-joaquin-recuerdan-el-lado-menos-conocido-nid14112025/

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