La neurocientífica Ana Ibáñez da la clave para transformar la mente: no es la fuerza de voluntad, sino la creencia en la posibilidad de cambio
La neurocientífica Ana Ibáñez presentó en su charla para Aprendemos Juntos un enfoque práctico para impulsar transformaciones personales a partir del...
La neurocientífica Ana Ibáñez presentó en su charla para Aprendemos Juntos un enfoque práctico para impulsar transformaciones personales a partir del funcionamiento natural del cerebro.
El cerebro y la creencia en lo posibleIbáñez inició su intervención con el caso del atleta Jim Hines, quien en 1968 corrió los 100 metros lisos en menos de 10 segundos, una marca considerada inalcanzable. Tras ese récord, la barrera cayó para muchos deportistas. Para la especialista, el fenómeno ilustra cómo la percepción de posibilidad libera nuevas capacidades cognitivas y conductuales.
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El cerebro (explicó) tiende a automatizar patrones para ahorrar energía, incluso si estos generan malestar, como ocurre con la ansiedad. Modificar esos patrones exige introducir señales claras de que la nueva ruta mental es segura y beneficiosa.
Las tres claves de la “Sencilla Fórmula”Ibáñez resumió el proceso de cambio cerebral en tres elementos esenciales:
Seguridad: el cerebro necesita interpretar que el cambio no representa una amenaza. La visualización guiada, enfocada en imaginar el resultado deseado con éxito y disfrute, permite que el hipocampo registre esa experiencia como posible y familiar.Querer: el objetivo debe ser lo suficientemente importante para justificar el esfuerzo. Según Ibáñez, el propósito y el impacto en los demás funcionan como motores internos capaces de sostener el proceso de transformación.Flexibilidad: aceptar la incomodidad inicial del cambio es determinante. La experta señaló que, por supervivencia, la mente intentará frenar el avance con mensajes de conformidad. La capacidad de adaptarse a esa transición es lo que habilita el desarrollo.Autoestima y talento: patrones aprendidosEl alimento que tiene proteína, zinc y omega-3 y que es muy sabroso para incorporar a la dieta
En la sesión de preguntas, Ibáñez explicó que la autoestima se forma a partir de experiencias tempranas asociadas a sentirse digno de afecto. Mejorarla implica revisar las conexiones entre éxito, fracaso y valor personal, incorporando empatía y humor frente al error.
Sobre el talento, lo definió como una habilidad natural que se reconoce por la sensación de fluidez y energía. Para identificarlo, propuso tres rutas: recordar actividades placenteras de la infancia, escuchar las señales corporales y atender los comentarios positivos del entorno.
Pensar en lo que aún no existeIbáñez concluyó que el poder transformador del ser humano radica en atreverse a imaginar nuevas versiones de sí mismo. Su mensaje final apuntó a que la evolución personal comienza cuando la mente acepta que puede llegar a ser distinta.