Las diseñadoras que exploran materiales atípicos y convierten descartes de mármol y vidrio soplado reciclado en luminarias
Para las diseñadoras industriales Mercedes Massot (37) y Paula Stremiz (29) iluminar no es solo prender la luz. En sentido literal y conceptual, las socias en Fiumine desarrollan luminarias como o...
Para las diseñadoras industriales Mercedes Massot (37) y Paula Stremiz (29) iluminar no es solo prender la luz. En sentido literal y conceptual, las socias en Fiumine desarrollan luminarias como objetos escultóricos. De día enriquecen los espacios con identidad propia. Y de noche, aportan calidez, encienden emociones.
La investigación material es una constante. Mármol, vidrio soplado, cerámica, porcelana y cuero reciclado integran el catálogo de búsquedas, pruebas y verificaciones. “¿Hasta dónde poner en tensión las propiedades de cada uno?”, se preguntan las socias en Fiumine frente a cada desafío proyectual. Sus desarrollos, además, involucran artesanos y técnicas ancestrales, revalorizan oficios casi en vías de extinción y persiguen un objetivo: la trazabilidad.
“Primero tenemos que entender los procesos. Es la clave para el diseño de nuestros productos”, afirman Massot (diseñadora industrial por la Universidad de Palermo) y Stremiz (egresada de la UADE). Sus visitas a los proveedores las llevan al corazón de los talleres de repujado, los depósitos de mármol de Canteras del Mundo o la Cristalería San Rafael. “Nos interesa conocer el paso a paso, ya somos familia con muchos trabajadores de estos laboratorios materiales”, señalan.
La colaboración con Canteras del Mundo, por ejemplo, resultó en un dispositivo realizado en mármol que ni el público chino podía acreditar. Fue durante la presentación de la firma en el SaloneSatellite de Milán, en el marco del Salón Internacional del Mueble. Allí fueron seleccionadas por Marva Griffin, curadora y fundadora de esta plataforma para nuevos talentos. En el stand, la luminaria Victoria brilló con luz propia. “¿Diseñan y fabrican en mármol, todo en un mismo estudio, y en la Argentina?”. El asombro de los expertos fue apenas una señal de que iban por el buen camino.
“Utilizamos recortes de mármol para darle valor al desperdicio y revitalizar el oficio del marmolero. Esas placas de piedras naturales acopiadas no les sirven, pero para nosotras es clave”, dicen sobre este material atípico para una luminaria que es, en sí, una obra de arte. “A través del trabajo artesanal de pulido y desbaste, la piedra se transforma para que la luz baile a través de sus vetas, creando un efecto único. Es un diseño que demuestra cómo los materiales recuperados pueden convertirse en algo extraordinario”, dicen Massot y Stremiz, orgullosas.
En tanto, la porcelana translúcida también integra la paleta de materiales disruptivos, que conjugan la artesanía, el arte y el diseño. “La técnica es compleja y poco conocida, surge de nuestras indagaciones sobre la versatilidad de este material”, subrayan.
En Milán se contactaron con empresas y tiendas de todo el planeta. Y también vivieron una de las anécdotas más curiosas: “Uno de los montajistas del stand quiso probar el mate y le gustó tanto que nos insistió para que le diéramos un poquito de yerba. Pero un guardia de seguridad pensó que era droga y se armó un revuelo increíble”, cuentan divertidas.
Este año, la gira internacional de Fiumine tuvo escalas en la Semana de Diseño de París, donde las luminarias brillaron en el distrito Factory, de Les Marais. La iniciativa de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, junto a la Dirección de Asuntos Culturales, llevó a 13 firmas argentinas a la plataforma parisina. “Estas instancias son clave para darnos a conocer afuera, pero también en el país. Es muy loco exponer en Europa para que nos conozcan acá”, deslizan las diseñadoras, desde el corazón del estudio-taller de Villa Urquiza donde empezó todo.
En la casona familiar, con un patio lleno de árboles y plantas legendarias, el diseño y la historia se encuentran. Allí vivieron los abuelos de Francisco Silva Font, fundador de la empresa y marido de Mercedes. La historia del nombre está ligada a su abuela Fiumina. “Cuando el bisabuelo volvió de la batalla donde se liberó la ciudad italiana de Fiume (1919), nació su hija. Pero nunca imaginó que casi 95 años después ese nombre cobraría un significado especial”, cuenta Mercedes.
A partir de este gesto fundacional, en Fiumine las luminarias llevan nombres de mujeres. Tías, abuelas, parientes. Alba, Ofelia, Carlota, Ramona, Elena, Matilda, Enriqueta y sigue la lista hasta la exótica Indra. “En honor al bananero del patio cuya planta se llama Inga”, dice Paula, oriunda de Coronel Pringles, que a los 17 años se mudó a Buenos Aires. “Vivía sola, estudiaba, era lo que más quería hacer. De chiquita siempre diseñaba objetos, tejía en macramé o hacía objetos y nudos increíbles, porque era scout”, recuerda. Mercedes, en cambio, se volcó por la arquitectura. “Mi primer trabajo fue el diseño de una plaza. La hice con forma de guitarra… La profesora me sugirió la carrera de Diseño Industrial. Y al día siguiente me anoté”.
Mientras investigan las posibilidades del fieltro y el cuero reciclado, un episodio desafortunado las puso en alerta. “Uno de nuestros clientes nos copió el modelo de Frida, nuestro caballito de batalla. Como no es una situación aislada decidimos armar un grupo de fabricantes de iluminación para protegernos entre todos”, destacan.
Durante la última expo de Biel Light + Building integraron el espacio LumiAR, curado por Marcela Fibbiani. Fue el punto de partida para unirnos y armar estrategias para mejorar, sobre todo, frente a la llegada de productos importados. Funciona como un grupo de autoayuda. Estamos alertas”, destacan. Y agregan que “no todo lo que llega de afuera está bueno, se bastardea mucho el mercado. Nosotros diseñamos con conciencia, ponemos en valor nuestras materias primas, los oficios tradicionales. Encontramos el potencial de ser muchos, agruparnos y unir fuerzas para proteger la industria nacional y compartir las problemáticas”, definen.