Trump defiende una entrevista de Tucker Carlson a un extremista antisemita y crece la grieta entre los republicanos
WASHINGTON.- Una controversia reciente que involucra al periodista conservador Tucker Carlson y al activista de extrema derecha Nick Fuentes ha provocado una “grieta” dentro del Partido Republi...
WASHINGTON.- Una controversia reciente que involucra al periodista conservador Tucker Carlson y al activista de extrema derecha Nick Fuentes ha provocado una “grieta” dentro del Partido Republicano.
Esta disputa, centrada en la tolerancia hacia el antisemitismo, pone a prueba los límites de la coalición política conservadora e incluso ha sido descrita como las “etapas iniciales de una guerra civil no declarada” en el partido.
El centro del debate fue una entrevista “amigable” que Carlson, exanfitrión de Fox News, realizó a Fuentes en su pódcast el mes pasado. Fuentes, un activista de extrema derecha, es conocido por sus puntos de vista antisemitas y sus seguidores buscan preservar la identidad blanca y cristiana de Estados Unidos.
Durante la conversación, Carlson se abstuvo de cuestionar las creencias de su invitado o de hacer un comentario sobre los problemas con el “judaísmo organizado en Estados Unidos”.
Cuando se le preguntó sobre la controversia, el presidente Donald Trump defendió a Carlson, destacando que el exanfitrión de Fox News ha “dicho cosas buenas sobre mí a lo largo de los años”.
Trump, quien no criticó a Carlson ni a Fuentes, minimizó la gravedad de la situación, señalando que, cuando se trata de Carlson, “No se le puede decir a quién entrevistar”.
Hablando con periodistas en Florida, Trump ofreció una justificación general: “Si quiere entrevistar a Nick Fuentes, no sé mucho sobre él, pero si quiere hacerlo, que se corra la voz,” dijo Trump.
“La gente tiene que decidir.”. Minutos después, agregó: “Reunirse con gente, hablar con gente para alguien como Tucker, eso es lo que hacen. Sabes, la gente es controvertida”. Fuentes pareció apreciar el respaldo, publicando en redes sociales: “¡Gracias, señor presidente!”.
Esta defensa de Trump es consistente con su “renuencia a desautorizar” figuras de derecha que se han acercado a la corriente principal republicana.
De hecho, no es la primera vez que Fuentes se cruza en el camino de Trump; hace tres años, el expresidente lo recibió en una cena en su resort de Mar-a-Lago junto al rapero Kanye West.
En aquel momento, Trump afirmó que no conocía a Fuentes. Esa visita fue condenada por numerosos republicanos, incluido el exvicepresidente Mike Pence, quien dijo que fue un error de Trump “darle un asiento en la mesa a un nacionalista blanco, un antisemita y negador del Holocausto”.
Las declaraciones de Trump sobre Carlson y Fuentes han intensificado el conflicto del movimiento conservador sobre el antisemitismo. El debate ha provocado turbulencias en organizaciones clave, como la Heritage Foundation, un destacado think tank de derecha. El presidente de Heritage, Kevin Roberts, defendió inicialmente a Carlson, lo que generó indignación entre los empleados y la renuncia de Robert George, miembro de la junta directiva.
George indicó que “llegamos a un punto muerto”.
Otros líderes conservadores y grupos judíos republicanos expresaron su profunda decepción.
Morton Klein, presidente de la Organización Sionista de América, dijo: “Estamos decepcionados con el presidente Trump”, añadiendo que debería “repensar y retractarse” de sus comentarios.
Laurie Cardoza-Moore, una activista evangélica conservadora que renunció a un grupo de trabajo de antisemitismo de Heritage, fue clara: “Si no somos firmes en condenar el antisemitismo, que la vergüenza caiga sobre nosotros”.
Aunque elogió el historial de Trump en apoyo a Israel, lamentó su respuesta sobre Carlson y Fuentes: “Todos podemos estar de acuerdo — y desearía — que él hubiera ido más allá”.
El alcance de la disputa fue evidente en un evento reciente de la Coalición Judía Republicana, que, en lugar de centrarse en un cese al fuego en Gaza, se dedicó a condenar el antisemitismo dentro del partido.
Matthew Brooks, director ejecutivo de la coalición, resumió la gravedad de la situación, afirmando: “Estamos en este punto en lo que considero una especie de las etapas iniciales de una guerra civil no declarada dentro del Partido Republicano, en lo que se refiere a Israel, y el antisemitismo y la comunidad judía”.
Este sentimiento de ruptura se hizo visible cuando estudiantes universitarios en la cumbre de la Coalición Judía Republicana sostenían carteles rojos que decían: “Tucker no es MAGA”.
La negativa de Trump a condenar a Carlson o a Fuentes tiene el potencial de prolongar esta grieta interna, forzando a los líderes republicanos a decidir si están dispuestos a acomodar a figuras intolerantes como parte de su coalición.
Agencia AP